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Fomentan los brotes basales de los rosales la aplicación de sales de Epsom (Sulfato de Magnesio)?

Las aficiones o actividades cuyo desarrollo interviene muy directamente en la economía del país, generalmente tienen la suerte de tener detrás muchas investigaciones científicas que contribuyen a que los aficionados actúen aplicando procesos con la seguridad que otorga el estar abalados por estudios con solvencia demostrada (Científicos).


Solo debemos comparar la jardinería y la agricultura. A la industria le interesa lógicamente más el sector de la agricultura que invierte económicamente mucho más en sus campos que nosotros (los jardineros) en nuestros jardines. Que un elemento químico sea o no beneficioso para el cultivo de rosales o que una técnicas convenga o no para determinados fines en el crecimiento de estos arbustos, por ejemplo, no resulta a la industria del mismo interés que el que un producto o una técnica que, de demostrarse científicamente su efectividad, será asumida por miles de agricultores. con el beneficio económico que ello supone. 
Además, ya no solo de parte de empresas privadas, las instancias gubernamentales, como es lógico, invierten, subvencionan y realizan muchos de estos estudios, sea en beneficio de los intereses del propio agricultor, sea para ahondar en el conocimiento que ciertas técnicas pueden perjudicar  (o no) al medio ambiente.
Por tanto es lógico que se lleven a cabo muchos más estudios científicos relacionados con la agricultura que con nuestra afición que no arrastra detrás un movimiento económico importante. Aunque también es cierto que muchos de estos estudios orientados al campo agrícola nos puedan valer a nosotros también.
Esta situación explica el hecho de que muchas veces las técnicas, productos o manera de cultivar nuestros rosales (Y plantas en general) sean transmitidas de jardinero en jardinero  de boca en boca y que los estudios científicos muy frecuentemente y para muchos temas, no existan en la cantidad que precisaríamos. Es habitual que muchas de estas técnicas estén solo respaldadas por la comprobación puntual y personal de un jardinero o grupos de ellos pero no tengan las garantías que otorga un estudio en términos científicos.
La mayoría de nosotros somos bienintencionados, muy tendentes a aplicar métodos y productos que nos transmiten otros jardineros más experimentados, sin exigir mucho más (y si se trata de "remedios" y "trucos" caseros, mucho más). 
A falta de estos estudios científicos en general la experiencia suele ser para nosotros el mejor aval. Y es lógico el valor que le damos a la experiencia (siempre es un grado!! Cómo no!!) pero aún considerando que la experiencia debe tener y tiene un gran peso en nuestra afición, no siempre es garantía absoluta de lo correcto o conveniente
Estoy segura que ponemos en práctica (yo la primera) muchísimas cosas que no están avaladas en absoluto por la investigación científica, incluso que está demostrado que no son efectivas. 
Me viene ahora a la cabeza las famosas cáscaras de huevo aplicadas alrededor de una planta con la idea de evitar a los caracoles. Cuántas veces habéis leído este consejo? Muchas, verdad? Lo vamos repitiendo sin más. Y de un jardinero pasa a otro extendiéndose como la pólvora. Si nos funciona (y eso supone que vemos desaparecer los caracoles de nuestro bancal) lo transmitimos jurando sobre la Biblia su efectividad (Lo mismo no ha sido las cáscaras si no cualquier otro factor que ha cambiado en nuestros cultivos la explicación de esta desaparición, pero nosotros, jardineros bienpensantes, ni nos lo planteamos, le adjudicamos el mérito a las cáscras y nos quedamos tan tranquilos estableciendo una relación de causa/efecto. Si no nos resulta, lo seguimos transmitiendo aunque a nosotros no nos haya valido de nada, entonces le agregamos lo de "prueba a ver" o "a mí no me fue bien pero por si acaso prueba". Es difícil luchar contra estos mitos repetidos hasta la saciedad a través de tantas generaciones de jardineros.
Por cierto, lo he probado muchas veces y jamás de los jamases me ha dado resultado alguno. Los caracoles han persistido y solo han desaparecido con cáscaras o sin ellas, cuando otras condiciones en el cultivo han variado.
Dicho esto me gustaría centrarme hoy en otro de esos consejos que desde muy antiguo jardineros de todo el mundo, aficionados al cultivo de rosales, han aplicado a sus plantas con la idea de fomentar con ello el surgimiento de brotes basales: las sales de Epsom o sulfato de magnesio.



Aclaro desde ya que estoy centrándome hoy en la relación que muy frecuentemente se establece entre estos brotes basales y la aplicación de sales de Epsom, no pretendo en absoluto decir que no se aconseje la aplicación de este producto cuando hay una carencia de Magnesio en el suelo o que incluso aplicaciones en dosis prudentes (para no provocar desequilibrios nutricionales) no puedan ser beneficiosas para el crecimiento de las plantas y convenga añadir el magnesio en el plan de alimentación que establecemos en nuestro jardín.
Es decir, el magnesio es necesario cuando el suelo es deficitario de él y quizás no perjudica si preventivamente lo añadimos de forma prudente en nuestro plan de abono a las plantas. Seguramente las plantas se verán beneficiadas de estos aportes mínimos. Pero una cosa es que nos aseguremos de que añadimos al suelo una nutrición variada que incluya todos los elementos necesarios y otra que lo hagamos con la idea de que salgan brotes basales en los rosales. Sencillamente hablo hoy de la relación causa/efecto que se afirma en algunos lugares. 
Las consultas que he realizado en todo caso, no me han llevado a lugar con solvencia alguno en el que se sostenga que los rosales son plantas que requieran más cantidad de magnesio que cualquier otro cultivo. Igualmente pasa con los tomates o pimientos a los que se les suele aplicar.
Vimos en el artículo anterior qué eran las sales de Epsom y su uso como enmienda o fertilizante en jardinería.
Y aunque allí decíamos que la seguridad de la necesidad de hacer estos aportes nos la daría un estudio de nuestro suelo, lo cierto es que no solemos analizar el suelo de nuestro jardín y si actuamos con prudencia en la dosificación, al ser el sulfato de magnesio altamente soluble en agua y por tanto filtrándose rápidamente a través del suelo, es difícil que podamos dañar nuestras plantas (repetimos, con dosis prudentes).
En estas consultas tampoco me ha dado la impresión de que los investigadores declaren verse muy impresionados por los efectos de su uso en el crecimiento de las plantas, a pesar de ellos los jardineros seguimos transmitiéndonos el consejo de su utilización en el jardín para fines concretos.
Como os comentaba hace un momento, muchos jardineros experimentados (más en otros países que en el nuestro) llevan décadas aconsejando el uso de las sales de Epsom para fomentar el brote de crecimientos basales (nuevos tallos que nacen de la base del rosal por encima del punto de injerto en los rosales injertados y de cualquier zona de las raíces alrededor del arbusto en el caso de los que crecen en sus propias raíces).

En el artículo del día 20 de febrero (Cómo distinguir los brotes basales de los rosales y los "chupones". Un asunto de importancia!!)    comentábamos sobre estos  brotes deseados por cualquier aficionado a los rosales. Suponen la posibilidad de renovar el rosal según vayan envejeciendo los tallos más antiguos, de ahí nuestra gran alegría al verlos brotar de la base.
Todos podemos leer en muchísimas páginas que jardineros amantes de las rosas dicen usar las sales de Epsom y afirman (a veces acaloradamente) que fomenta el crecimiento de nuevos brotes basales. Pero hay alguna evidencia científica que avale esta afirmación? 
Es decir, existen estudios con suficiente rigor que demuestren que el uso de las sales de Epsom están directamente relacionado con el aumento del número de brotes basales? Si se afirma que estas sales dan lugar a estos crecimientos deben ser efectivas en todos los rosales con independencia de otras variables de cultivo. No?
Preguntémonos si se trata de un consejo respaldado por algunos estudios científicos o son simples evidencias anecdóticas?
Me disculpo con antelación por los siguientes dos tecnicismos pero creo que es imprescindible aclarar conceptos.
Antes de entrar en materia, os copio a continuación cómo define Wikipedia qué es una evidencia anecdótica:

'En el contexto científico y judicial se denomina prueba anecdótica a hechos que, pudiendo ser ciertos o no, son utilizados para llegar a conclusiones que no pueden ser deducidas de ellos. Esta quiebra del proceso deductivo se puede producir bien por la falta de conocimiento de los detalles, que impide rechazar hipótesis alternativas, o por no ser generalizables a los supuestos que propone la conclusión.'
Por el contrario, prueba científica, la misma wikipedia la define así: 

'Una prueba científica es un tipo de prueba que sostiene o refuta una teoría científica o una hipótesis. Se espera que tal prueba sea de índole empírica (obtenida por observación o experimentación) y que sea obtenida a través del método científico. Así las pruebas permiten discriminar qué teorías científicas pueden dar cuenta adecuadamente de cierto conjunto de hechos y cuáles no. Para que algo sea considerado una prueba científica, debe ser un conocimiento objetivo, verificable y reproducible. Los criterios para juzgar una prueba pueden variar según el área de estudio, pero su fuerza se basa en general en los resultados de análisis estadístico y controles científicos.'

No vamos a entrar en profundidad en lo que se considera científico y cuales son los métodos de la ciencia pero creo que todos, podemos intuir la gran diferencia entre ambos conceptos. Lo demostrado científicamente precisa de pruebas que demuestren la hipótesis, necesita de un rigor, es preciso que la "muestra" de estudio sea suficientemente amplia, variada y válida como para generalizar las afirmaciones que se hacen y que en todo el proceso de estudio todas las variables estén controladas para poder ser contrastadas. 
De lo contrario, comprobando en nuestro jardín lo que creemos efectos de un producto, si las observaciones no son sistemáticas, si los casos no son en número suficientemente amplio (muestra); si todas las demás variables de cultivo (temperatura, humedad, variedad, tipo de suelo, pH, forma de aplicación, tiempo...etc, etc) no se controlan no podremos afirmar en ningún caso una relación causa/efecto entre el producto y los brotes basales (o de lo que estemos tratando). 
Será algo anecdótico que no podrá ser elevado a categoría de generalización y como en los procesos de cultivo sabemos que son muchos los factores que intervienen en el resultado, en absoluto tendremos la seguridad de que estos brotes basales que vemos, incluso produciéndose, necesariamente son efecto de las aplicaciones de sales de Epsom y no de cualquier otro factor.
En el ejemplo de las cáscaras de huevo que comentábamos en el artículo anterior a este, comprobar que los caracoles que visitaban nuestro bancal de lechugas ha desaparecido no demuestra en absoluto que sea por efecto de las cáscaras. Hay muchas variables como temperatura, estación, abonos, sustratos, depredadores.... que pueden ser la causa de que los caracoles hayan desaparecido. No necesariamente los cáscaras.
Parece lógico, para demostrar que las cáscaras son efectivas sería preciso hacer un estudio de muchas plantaciones de lechugas controlando variables como humedad, temperatura, estación, sustrato, etc, etc, y comprobar los efectos de estas cáscaras comparándolo con las plantaciones dónde no se han aplicado siendo las demás variables exactamente iguales. Creo que se entiende. Verdad?
Bien. Sobre este tema que nos ocupa hoy tenía verdadera curiosidad desde hace años y he querido comprobar (sabiendo que ni estoy en disposición ni tengo las condiciones para realizar pruebas de suficiente rigor) en mis propios rosales si esos efectos se producían. Sin querer por ello sacar conclusiones con respaldo científico alguno de mis pruebas porque no están realizadas con suficiente rigor como digo, ni la "muestra" es suficientemente amplia para llegar a generalización alguna ni todos los parámetros se han controlado con la suficiente rigurosidad.
Como sabéis quienes me leéis asiduamente, cultivo mi jardín desde hace más de cuatro años. Decidí al venirme aquí cultivar algunos rosales con aplicaciones de sulfato de Magnesio y otro sin ellas.
Estas, a modo de resumen, serían las condiciones:
- Rosales del jardín trasero: Plantados todos con el punto de injerto hundido, misma orientación, riego recibido, nutrición, momento de poda y suelo exactamente igual unos a otros. El momento de plantación y por tanto su edad difiere ya que se han ido incorporando plantaciones durante estos años.
- Resto de rosales del jardín: Plantados todos con el punto de injerto hundido (excepto rugosas a los que no aplico nunca nada por ser sus hojas tan delicadas). Momentos de poda, riego y nutrición iguales (a excepción de las sales de Epsom) Con orientaciones muy distintas y por supuesto con distintos grados de madurez dado que se han ido plantando algunos durante este tiempo.
Dado que mi jardín es muy grande y pudiera tener un tipo de suelo ligeramente distinto de unas zonas a otras, he preferido observar con más atención qué pasaba en lo que yo suelo llamar "el jardín trasero" y con algo más de dudas qué ocurría en el resto del jardín

Se trata de una franja que recorre la parte norte de la casa. Cuando lo acondicionamos, se hizo una excavación de todo este espacio en profundidad (unos 30/40 cm), se cribó para eliminar raíces y piedras y se mezcló el suelo extraído con estiércol antes de volver a rellenar todo. Es decir, que todo él tiene el mismo suelo. Era la mejor zona que se me ocurría para ver si entre mis rosales plantados en él se producían diferencias importantes en cuanto al número de brotes basales que emitían comparando los que recibirían aportaciones de sales de Epsom y los que no.
Aunque lo he repetido muchas veces, para quienes no me han leído asiduamente, debo aclarar también un dato que se me antoja determinante en este caso: Mis rosales están plantados todos (salvo los rugosas) con el punto de injerto hundido
No me gustan estéticamente los rosales cuyas ramas salen todas del mismo punto central (el nudo). Prefiero los rosales con base más ancha, aspiro a rosales más espesos, más tupidos. Que formen arbustos grandes y repletos.


También el factor anclaje me inclina a plantarlos así. Tengo claro que un cepellón ocupando una zona basal amplia desde la que salen más bastones, está mejor protegido frente al viento fuerte cuando sopla. No es la primera vez que una noche de temporal se me ha tumbado literalmente un rosal porque toda su estructura partía del punto de injerto que estaba plantado a ras del suelo (En el jardín que anteriormente cultivaba hace unos años). Los rosales plantados con el punto de injerto sobre el nivel del suelo es fácil que la tierra que los rodea se afloje con los movimientos de vaivén a los que son sometidos por las ráfagas de viento.
Además de que plantándolos como lo hago, con el tiempo terminan creciendo en sus propias raíces y me quito el problema de chupones, el factor climatológico debo decir que me permite este tipo de plantación. Los rosales soportan perfectamente las heladas que se producen en la mayor parte del territorio de nuestro país. Indudablemente hay variedades que en Canadá, por poner un ejemplo, no podrían ser cultivados de este modo.

Aquí podemos ver como la base del rosal en estos tres años ha engrosado. El número de ramas que salían directamente del suelo ha ido en aumento.
Es decir, que mis rosales tienen la posibilidad de que esos pocos centímetros de ramas de la variedad del rosal que quedan cubiertos por el suelo y los acolchados de estiércol, emitan raicillas y terminen con los años por crecer en sus propias raíces como digo y por tanto puedan emitir brotes basales desde ellas que van ampliando año a año su envergadura.

Es importante mencionar este dato? Pues sí, en este caso que hablamos de los brotes basales, me parece fundamental. Evidentemente los rosales que crecen en sus propias raíces desarrollan alrededor de la base una zona más amplia desde la que es más fácil que surjan brotes basales que los rosales que están plantados con el punto de injerto sobre el nivel del suelo.
Por tanto, si ya el modo en que están plantados favorece en sí mismo que de las raíces del propio rosal (de la variedad, no del portainjerto) surjan más ramas nuevas desde el suelo, no tendremos la seguridad plena de que el sulfato de Magnesio que recibirían sea necesariamente el factor explicativo de dicho surgimiento.
En todo caso, la forma de plantarlos no sería un factor que interviniera de distinta forma en unos que en otros dado que todos están plantados de la misma forma a efectos de las comprobaciones que quería realizar. Por tanto, las sales de Epsom podrían actuar de la misma forma sobre todos ellos.
Mis comprobaciones han sido muy limitadas ya que no cuento con suficientes plantaciones de rosales en el jardín trasero como para realizar una observación algo seria. De entrada, debería haber tenido la posibilidad de observar varios rosales de la misma variedad  para poder comprobar los efectos con y sin sales. Deberían ser los rosales de la misma edad, en mi caso el número de rosales que planté inicialmente los he ido aumentando.
No obstante, precisamente por lo limitado de este jardín trasero que agrupaba mismo tipo de tierra, misma orientación, misma cantidad de riego, mismo momento de poda, mismo plan nutricional..... tenía un fallo muy determinante: lo limitado de la muestra y por ello he hecho durante estos años aplicaciones de sales de Epsom en algunos rosales del resto del jardín y en otros no. Evidentemente he anotado dosis, modo y fechas de aplicación. Pero claro, estamos comparando rosales con distinta orientación, probablemente con alguna variación en cuanto al tipo de suelo y con estados de madurez diferentes...
Cuales han sido mis observaciones?
Tanto en el jardín trasero como en el resto del jardín: He visto alguna diferencia? Pues no, lo cierto es que no he apreciado diferencia alguna. Algunos rosales a los que he aplicado sales de Epsom han tenido brotes basales. Otros por el contrario, con la misma cantidad y frecuencia de aplicaciones de estas sales, no han tenido brote basal alguno. De igual forma, algunos rosales que no han recibido esta aplicación han tenido brotes basales y otros no.
Cuando se afirma que el uso de sales de Epsom provoca el nacimiento de estos brotes, se entiende que este producto es efectivo en todos los rosales. Porque si depende también de otros factores como por ejemplo de la genética del rosal (es decir, que hay rosales más y menos propensos a formar estos brotes), el momento y forma de podarlos, la forma de plantarlos etc...entonces ya estamos hablando de otras variables y no podremos poner en relación el uso del sulfato de magnesio con los brotes basales.
En mi caso, a tenor de lo que he observado en mi jardín indudablemente no puedo atribuir los brotes basales de mis rosales a la aplicación de Sales de Epsom necesariamente. De ser así, todos los rosales a los que se le ha aplicado en mi jardín deberían haber emitido estos brotes y no ha sido así en absoluto. De otra parte, por qué son las sales lo que explica estos brotes y no el hecho de que estén plantados con el punto de injerto hundido aun en el caso de tratarse de rosales que han recibido sales?
Esta es mi experiencia y como observación personal y anecdótica debe entenderse. En absoluto constituye demostración alguna. 
Cuales son mis impresiones? Fijaos que utilizo la palabra impresión y no análisis ya que ello requeriría de un rigor que no ha existido por las razones que antes mencionaba pero sí puedo ofrecer mis opiniones: 
Desde luego en mi jardín yo, personalmente, no he tenido certeza alguna de que las Sales de Epsom favorecieran estos ansiados brotes
Más bien tiendo a pensar que el hecho de plantarlos hundido su nudo favorece en gran medida este rebrote y eso en las variedades que son más tendentes a emitir estos brotes se produce en mayor medida y más fácil y rápidamente. 
Agregaría que el hecho de que yo tienda a eliminar desde la base las ramas que comienzan a ser viejas creo que puede favorecer también las cosas en este sentido. 
Sin duda, que el suelo esté bien nutrido y también lo estén las plantas favorece el desarrollo de cepellones importantes que permiten el crecimiento de las plantas y que éstas crezcan saludables. Los rosales tienden a crecer no solamente de forma vertical mediante la emisión de ramas laterales sobre la estructura ya creada del rosal, también lo hacen, cuando este cepellón y la salud de la planta se lo permite, mediante la emisión de brotes basales que van engrosando la planta.
Pero además, creo que hay variedades más propensas a emitir estos brotes basales que otras. Tengo dos Rosa 'Perennial blue', también tengo dos Rosa 'A. Shropshire Lad', varios Rosa 'Guirlande d´amour' y varios Rosa 'Perle d´Or' (en distintas zonas del jardín). Todos estos rosales que tengo repetidos se han comportado igual con magnesio y sin él.
Aprovechando que había más de un ejemplar de algunas variedades, he pensado que sería buena cosa aplicar sales en uno de los ejemplares y no aplicrlas en el otro. Puedo decir que todos ellos, con edad, suelos ligeramente diferentes y con orientaciones distintas (aunque con riego, nutrientes y momentos de poda iguales) emiten muchos brotes basales.
Pero ya digo, tan sólo son unas apreciaciones mías.
En cambio, con las mismas condiciones de cultivo e incluso a veces de suelo, hay algunas variedades que no hay manera, no han emitido en este tiempo uno solo brote basal o han generado muy pocos. Por ejemplo Rosa 'Gertrude jekyll' a pesar de haber disfrutado de magnesio no sé si en este tiempo habrá desarrollado uno o dos brotes. Lo cual es bastante poco teniendo en cuenta que además es un rosal que me traje con cepellón desarrollado desde el otro jardín. 
Aquí os pongo un Rosa 'Guirlande d´amour' al que nunca eché sales de Epsom y en cambio ha desarrollado multitud de tallos basales en estos años. comparad el grosor de la base cuando se plantó y el estado en el que está ahora mismo.

Exactamente igual ha ocurrido con los dos Rosa 'Perennial blue' que cultivo se han comportado exactamente igual. Ambos, en estos años han desarrollado muchas ramas desde la base (Uno con sales y otro sin ellas).

Sí he decir que la inmensa mayoría de mis rosales han engrosado durante estos años su base, es decir, tienen la mayoría nuevas ramas desde el suelo. De hecho he escarbado en muchos de ellos para comprobar que se están desarrollando pequeñas raicillas que partes de la zona por encima del punto de injerto y en efecto en la mayoría las llevo viendo desde hace un par de años.
Y ello sospecho que se debe más a la forma de plantarlos que a otra cosa aunque sin duda debe intervenir también la variedad del rosal como digo. En este sentido, es decir, que la variedad debe hacer sus efectos podría poner como ejemplo un Rosa 'Paul Noël' plantado el año pasado. No ha recibido ni un solo grano de sales de Epsom y aquí lo tenéis, cuajado de brotes basales. Estoy convencida de que en este caso es la tendencia de esta variedad porque tengo otros muchos ramblers y aunque han brotado mucho no lo han hecho con esta intensidad.

Puedo poner otro ejemplo con Rosa 'perle d´Or'. Tengo en el jardín tres o cuatro ejemplares. Bien, unos se han cultivado con sales y otros sin ellas. Incluso comparando los brotes que todos han emitido no he observado que las sales produjeran ni más brotes ni más fuertes ni vigorosos. Es un rosal con ramas bastante delgadas y los brotes que emite (con y sin magnesio) son también bastante delgados.


También he observado que rosales como Rosa 'Young Lycidas' ha emitido brotes tanto en el ejemplar que ha recibido magnesio como en el otro que no lo ha recibido. Este es el del jardín trasero que no ha recibido sales.


Este es otro Rosa 'Young Lycidas' al que sí se las he incorporado y que cultivo en uno de los setos.

 De todos modos, como os digo, sabiendo que mi experiencia por lo anecdótica, es solo eso, una experiencia solamente personal, he querido buscar en la Red información sobre el uso del este sulfato.A continuación os pongo algunos vínculos a páginas de bastante solvencia en el que se habla de este asunto. 
hhh
The National Gardening Association: Parece ser que incluso las pruebas que hicieron seis cultivadores de pimientos y rosales no son concluyentes en modo alguno. Según la National Gardening Association no hay evidencias de que el uso de las sales de Epsom vayan más allá del aporte de magnesio en suelos deficitarios de él y lógicamente si se aporta al suelo el elemento del que es carente, los beneficios pueden ser en algunos casos plantas más verdes y con algo más de vigor. Si tenéis la curiosidad de leer esta página veréis que el estudio es incluso muy limitado y que se trata tan solo de cuatro jardineros que experimentan cultivado pimientos con y sin sales y dos que cultivan rosales. En todo caso se trata como se ve de una "muestra" muy limitada. Y desde luego no afirman ninguna evidencia sólida que demuestre los efectos de la aplicación de sales de Epsom en el rebrote de nuevas ramas desde la base del rosal.
Pero hay más, incluso en páginas tan prestigiosas como de la American Rose Society en uno de los varios artículos que en ella tiene publicado Carolyn Elgar, en 2012, habla de este tema en Basal breaks – the joy of new growth.
En este artículo viene a decir que 'Es cuestionable que agregar sulfato de magnesio a un suelo que no es deficitario de este mineral provoque un nuevo crecimiento basal y que de hecho, la mayoría de investigaciones indican que no. Aconseja antes de hacer estas aplicaciones realizar siempre una prueba del suelo para ver si éste carece de magnesio ya que demasiado magnesio puede ocasionar problemas de deficiencias de asimilación de otros nutrientes". 
En el mismo artículo sí se afirma que el uso de alfalfa está comprobado su impacto en el crecimiento de los rosales pero en ningún momento, ni siquiera con el uso de este elemento, se habla de crecimientos basales.
Echemos un vistazo a lo que contiene el artículo (Epsom salts: miracle, myth…or marketing?de la Dra. Linda Cahalker-Scott mencionado en la página de  Washinton State University :
En este artículo, uno por uno va cuestionando los beneficios que a varios niveles se atribuye al sulfato de Magnesio y más bien sostiene que las sales de Epsom no constituyen ningún elixir mágico como muchos jardineros creen. De todos modos los jardineros solemos ser gente que nos encanta mimar nuestras plantas. Incluso algunas de nuestras aplicaciones no tenemos demasiada seguridad de que sean necesarias pero nos hace sentir bien ponerlas en práctica, así tenemos una sensación estupenda de "cuidar" mejor de nuestras rosas. Esta actitud de algunos la compararía con la mamá que le gusta sobrealimentar a su bebé con la idea de estar haciendo lo mejor posible para él sin tener en cuenta que los excesos son siempre perjudiciales.
Por último, quisiera compartir con vosotros un artículo que pertenece a un blog que me gusta bastante: Garden Myths En él se desmontan muchos de los mitos en los que creemos en jardinería. En concreto este vínculo os llevará a un artículo del mismo (Sal de Epsom para las plantas) en el que va comentando muchos de los supuestos beneficios de este producto. Desde su supuesta acción sobre pestes, su control de enfermedades, y por supuesto su uso en los rosales.
En este sentido, lo que a muchos niveles puede decirse de este producto no dejan de ser experiencias anecdóticas que pudiendo ser o no válidas, no pueden ser documentadas. No hay pruebas científicas de que las sales de Epsom constituyan algo más que una fuente moderada de Magnesio y evidentemente será necesario que lo incorporemos cuando tengamos constancia (sea por análisis del suelo, sea por sintomatología de las hojas) que existe un déficit del mismo. 
Y si bien es verdad que de forma preventiva agregamos abonos lo más completos posibles y aportamos nutrientes cuya falta en nuestro suelo no hemos comprobado fehacientemente, también es cierto que no podamos esperar un listado tan milagroso de efectos benéficos como se atribuyen a las sales de Epsom.
Por último, que cultivadores profesionales puedan mencionar determinados efectos de algunos productos utilizados en la nutrición de sus plantaciones hay que tener en cuenta que no pueden hacerse generalizables al sistema de cultivo de un jardín doméstico
En nada se parece las condiciones en las que crecen los rosales destinados a la venta en los campos o invernaderos de un cultivador profesional con las que gozan nuestros rosales en nuestros jardines. Para empezar porque generalmente muchas plantaciones profesionales crecen en sustratos productos de mezclas muy estudiadas, bajo control de humedad, temperatura, etc...es decir, nada parecido a un jardín normal y corriente dónde los rosales crecen en el suelo disponible en él. Más o menos transformado por efectos de enmiendas y fertilizantes pero no un sustrato parecido al cultivo destinado a la venta.
En definitiva. Sinceramente creo, y esta es mi opinión nada más, que la mejor forma de fomentar brotes basales es favoreciendo el desarrollo de un buen sistema radicular
Evidentemente un suelo rico, bien nutrido (incorporando si se quiere pequeñas dosis de sulfato de magnesio para prevenir su falta), lleno de vida producto del aporte de mucha materia orgánica; unas raíces protegidas del sol abrasador y de las heladas con una buena capa de acolchado; mantener la salud de la planta luchando preventivamente contra plagas y enfermedades; una poda adecuada... todo ello son factores que intervienen directamente en la salud de nuestros rosales y por tanto de su correcto desarrollo y estimulará el crecimiento de este sistema radicular sobre el que crece el rosal y permitirá que de él broten con el tiempo crecimientos basales. Y esto intuyo que ocurrirá antes y con más fuerza si la variedad de rosal es propicia a emitir tallos nuevos desde el suelo. En todo caso, hundir el punto de injerto a la hora de la plantación sin duda aumenta las posibilidades de que el rosal desarrolle estos brotes al crear un cepellón de raíces todas de su misma variedad y no de la del portainjerto.
Vemos por tanto que la evidencia anecdótica y los estudios científicos son dos cosas diferentes, pero la mayoría de los jardineros (yo incluida) nos inclinamos a confiar también en lo que "a nosotros nos funciona".
Indudablemente nuestra afición está en estrecha relación con lo lúdico y por tanto en el planteamiento de los cuidados de nuestro jardín no nos exigimos el control que tienen las plantaciones profesionales pero sí, deberíamos a veces cuestionarnos las cosas o al menos no dar todas por hecho.
Gracias queridos amigos por seguir estando ahí siempre. Sed muy felices!! O intentadlo al menos :)

El uso de sales de Epsom (sulfato de Magnesio) como fertilizante en el jardín

Aunque en nuestro país no es muy frecuente que los jardineros usemos las sales de Epsom, no es así en absoluto fuera de nuestras fronteras. El sulfato de magnesio (que en realidad es lo que son estas sales) viene usándose desde hace generaciones en jardinería y en concreto, se suele aplicar más a rosales, tomates y pimientos por infinidad de jardineros británicos y estadounidenses.
Es mucho más conocido el uso de estas sales para hacer baños de pies y para (dicen) curar ciertas dolencias que aplicadas en jardinería. Por cierto, en cualquier farmacia podréis encontrarlas  a la venta pero yo os aconsejaría que las adquiráis en distribuidores de productos de jardinería porque os van a resultar mucho más baratas.
Es cierto que resultan un tanto difíciles de encontrar en viveros y establecimientos del ramo, precisamente porque no son demasiado conocidas aquí. Por si alguno de vosotros ve imposible comprarlas en su zona os puedo facilitar el enlace a un establecimiento de renombre aquí en Madrid dónde no solo encontrareis sales de Epsom si no muchos otros productos difíciles de localizar. Se trata de Manuel Riesgo S.A. ahí las podréis adquirir al precio (a fecha de hoy) de 5,95 € el kilo. Como podéis comprobar, es un producto quizás algo difícil de localizar pero absolutamente asequible. Tienen servicio de envío a cualquier parte de España y no son nada caros en los portes. Por cierto, más rápido, imposible!!
Advierto que me temo que este será un artículo no muy divertido para alguno de vosotros jajajaja pero a riesgo de que alguno lo considere así, creo que el tema de hoy puede ser interesante para otros muchos jardineros.

Veamos antes de nada qué son las sales de Epsom.

Se trata de sulfato de magnesio heptahidratado altamente soluble en agua. Los primeros suministros subterráneos del sulfato de magnesio se descubrieron en una zona de Inglaterra, Epsom (de ahí su nombre) durante el Renacimiento. Y el que lleve la palabra sal en su nombre común no tiene nada que ver con su composición, no es químicamente en absoluto una sal, simplemente es por la semejanza física (pequeñas partículas blancas cristalinas) que se asemejan a la sal de mesa (Cloruro sódico).
Así su composición química es:
- 13% de azufre. Un elemento que difícilmente falta en los suelos.
- 10 % de magnesio
Es el momento de la poda en muchas zonas de España y lo normal es comenzar a poner en marcha nuestro calendario de nutrición para nuestros rosales. Recordemos que calcio, magnesio y azufre son los tres elementos que son considerados como nutrientes secundarios para las plantas. Y se llaman secundarios no porque tengan una importancia secundaria comparándola con los primarios (Nitrógeno, Fósforo y Potasio) si no porque las plantas los precisan de ellos en menor cantidad. Pero un déficit en cualquier nutriente secundario es tan importante como una carencia en uno primario.
El magnesio interviene en muchos procesos de síntesis proteínas, ayuda en la activación de muchas de las enzimas en las células e interviene en la síntesis de proteínas pero sobretodo, el magnesio formar parte del núcleo central de la molécula de clorofila (se trata del pigmento que da el característico color verde a las plantas y mediante el que se lleva a cabo el proceso de la fotosíntesis).
Algunos nutrientes se dice que tienen más y menos “movilidad” en las plantas. El magnesio es un nutriente con gran movilidad, de ahí que un cultivo deficitario muestre primero su sintomatología en las hojas más viejas primero. La planta, sometida a una carencia de este elemento, envía todo el magnesio disponible al tejido que en ese momento tiene activamente en crecimiento. Según van madurando las hojas cada vez más cantidad de magnesio se inmoviliza al incorporarse a la pared celular. Si en este momento no se hacen aportaciones de magnesio la clorofila se degrada dando lugar a los típicos amarilleamientos de las hojas. En tanto la carencia va en aumento, las zonas entre las venas tiende a presentar de forma más clara esas clorosis que comentamos mientras que las venas permanecen verdes.
En casos extremos y graves las hojas pueden llegar a presentar zonas de necrosis.
Hay que recordar también que la capacidad de absorción de un nutriente por las plantas, no está en relación siempre con su presencia o no en el suelo. En ocasiones, existiendo un elemento en él, la planta, debido a otros motivos, no tiene capacidad de absorberlo. Y no solo eso, la asimilación de un elemento está en estrecha relación con la presencia de otros en el suelo. De ahí que la química del suelo sea un asunto de difícil comprensión para quienes no  somos más que meros aficionados y que sea aconsejable toda la cautela del mundo a la hora de aplicar a tontas y a ciegas elementos que no tenemos seguridad que nuestro suelo necesite.
A veces es la demasía de un elemento lo que imposibilita a las plantas la asimilación de otro. El metabolismo de magnesio de las plantas está estrechamente relacionado con el metabolismo de otros nutrientes por parte de las plantas. En las plantas deficitarias en magnesio, sin embargo, no es inusual que las órganos vegetativos tengan más fósforo que los de plantas sanas. Al mejorar los niveles de magnesio se tiene un efecto positivo no solo en la extracción y transporte de fósforo sino que también en la concentración de fósforo en las hojas.
Así, si en ese suelo hay altos niveles de calcio, potasio o sodio, la planta tendrá más problemas en la asimilación del magnesio presente en el suelo. Es decir, que vemos cierta “competencia” en este proceso de su absorción por las raíces de las plantas.
Lo cierto es que un análisis de nuestro suelo sería en teoría altamente recomendable antes de hacer cualquier aplicación. Pero vamos a ser prácticos y realistas. Quien hace un análisis del suelo de su jardín? Francamente, salvo casos o situaciones muy concretas y problemáticas, muy pocos jardineros. Esa es la verdad.
Aún así, todos aplicamos fertilizantes sin tener la certeza de que nuestro suelo está carente de determinados elementos. Eso sí, si queremos no arriesgarnos demasiado en dañar a nuestras plantas, la prudencia y la mesura es en el caso de los abonos (como en casi cualquier tratamiento sobre las plantas) una buena forma de actuar. Dosificaciones más bien bajas serán siempre mucho menos perjudiciales y causarán menos daños que los excesos.
Y si lo que usamos en nuestro jardín son fertilizantes orgánicos (no químicos) será muy difícil que causemos daños por altas dosificaciones ya que este tipo de fertilizantes tienen en su composición niveles de nutrientes más bajos que los químicos.
Las consultas que he realizado no me han llevado a lugar alguno con solvencia en el que se sostenga que los rosales son plantas que requieran más cantidad de magnesio que cualquier otro cultivo. Igualmente pasa con los tomates o pimientos a los que se les suele aplicar. Es posible que haya algún estudio en este sentido pero yo, sinceramente, no lo he encontrado. Agradecería que si algún lector tiene conocimiento de estudios en esta línea lo comparta aquí mediante los comentarios.
En teoría, si el suelo es fértil, su pH es ligeramente ácido y el magnesio no es deficitario, no sería preciso más aportaciones. 
La deficiencia del magnesio puede ser un problema más frecuente en suelos arenosos (y por tanto que se lixivian fácilmente), ácidos, sometidos a alta precipitación. 
Precisamente por esa capacidad que tiene el magnesio de disolverse en el agua, también es fácil que con lluvias muy abundantes y en determinados tipos de suelos, se lixivie con cierta facilidad. Por ello, en zonas con alta pluviosidad debería aplicarse con mayor frecuencia pero en dosis precisamente con el fin de disminuir las pérdidas por lixiviación
El magnesio solo es necesario en plantaciones cuyo suelo sea deficitario del mismo. Generalmente en suelos con pH alto, muy arenoso, erosionados, con grandes dosis de potasio es más probable que haya carencia de magnesio. En suelos con buenas y continuadas aportaciones de materia orgánica probablemente no tienen carencia alguna de este elemento.
Resultado de imagen de Magnesium deficiency in leaves university
Imagen de. Virginia Polytechnic Institute and State University
Los síntomas de la deficiencia de Mg es la palidez en los márgenes de la hoja con anchas bandas de verde normal a lo largo de la vena central y varias de las grandes venas laterales. El verde normal forma una forma como un dibujo estilizado de un árbol de Navidad.
Clorosis en una rosa Rugosa.
Imagen de. University of Minnesota Extension
La clorosis que provocan las carencias de algunos elementos, para alguien como nosotros que no somos especialistas, son difíciles de distinguir en los síntomas que aparecen en las hojas por ser muy semejantes entre ellas. Así, seguramente para la mayoría de nosotros, nos parecerá una clorosis férrica algunas que realmente no lo son. Esta por ejemplo del magnesio se asemeja mucho a las que provoca la carencia de hierro.
El magnesio se puede lixiviar más fácilmente con respecto al calcio, haciendo que suelos arenosos ácidos sean particularmente vulnerables a la deficiencia del magnesio. 
Por otro lado, si tenemos que mencionar la principal ventaja del sulfato de magnesio como fertilizante sería su gran solubilidad.  En condiciones de humedad del suelo, esta capacidad favorece el hecho de que podamos poner de forma casi inmediata el magnesio a nuestras plantas.
Sabiendo que la seguridad de conocer verdaderamente nuestro suelo nos la proporcionaría un estudio del mismo, como decíamos antes, son pocos los jardineros que en nuestro país solicitamos a un laboratorio un estudio del mismo. 
La mayoría de nosotros hacemos aportes de nutrientes lo más completos posibles a nuestras plantas con la esperanza de poner  su disposición todo el abanico de los que precisan, guiados generalmente por la lógica y por un conocimiento mínimo de las características de nuestro suelo pero sin tener un análisis exhaustivo. 
De este modo procuramos incorporar a nuestras plantas fertilizantes que contengan todos los macro y micronutrientes. Al fin y al cabo nuestra afición es una actividad lúdica y el cuidado de nuestro jardín no lo planteamos como un laboratorio en el que la exactitud es de vital importancia. Sabiendo esto, la prudencia es la que nos suele guiar (o debería) en las dosificaciones.
Muy distinta es la rutina alimentaria en plantaciones industriales, viveros o especialistas en el cultivo de rosales con fines comerciales. Pero claro, ahí las condiciones de crecimiento están totalmente controladas y nada tienen que ver con el cuidado de un jardín doméstico.
Si actuamos con prudencia en la dosificación, al ser el sulfato de magnesio altamente soluble en agua y por tanto filtrándose rápidamente a través del suelo, es difícil que podamos dañar nuestras plantas (repetimos, con dosis prudentes).
Por lo que hace a la forma de aplicación son varias las maneras de su incorporación en el jardín. 
Las sales de Epsom suelen aplicarse igualmente directamente sobre el suelo alrededor de los rosales y en ocasiones un ligero escarbado de los primeros centímetros de terreno bastan para que el riego que se proporciona a las plantaciones facilite la disolución del sulfato de magnesio. Un riego posterior diría que es conveniente.

 También pueden disolverse previamente en agua e incorporar la mezcla como riego.


Digamos aquí para aquellos que sospeche de alguna carencia en este sentido o que quieran hacer alguna aportación de este elemento que una aplicación foliar de una cucharadita de sales de Epsom disueltas en cuatro o cinco litros de agua pueden constituir en algunos casos un buen tratamiento.

En todo caso, en el caso de los tomates, si hubiera carencia de magnesio indudablemente la aportación del mismo (como de cualquier otro elemento del que fuera deficitario el suelo) redundará en beneficio de la salud y crecimiento de la planta pero seguramente no tendrá efecto alguno sobre el rendimiento de los frutos.
Eso sí, de hacer aplicaciones en forma de pulverización, no deberíamos practicarlas en días soleados, ni con altas temperaturas o dando los rayos de sol mientras trabajamos con la mochila. Tengamos en cuenta que una pulverización con sales de Epsom mientras se están dando altas temperaturas pueden producir el quemado de las hojas.
Bien, hasta aquí, amigos!! He preferido hablar primero de qué son las sales de Epsom y aplazar para el siguiente artículo el comentar un consejo muy extendido (y controvertido)  de su uso entre algunos jardineros experimentados: Para favorecer los brotes basales de los rosales. Así el próximo no resultará tan largo.
Seguro que el próximo post os resulta más entretenido. Los temas polémicos siempre son mucho más jugosos !! :P
En fin, mis disculpas por los "peñazos" que en ocasiones cuelgo a modo de artículos. Sé que son temas áridos estos de los fertilizantes pero estoy igualmente convencida que "jardinearemos" mejor no solamente a base de experiencia si no también de conocimiento. De ahí que dedicar algún tiempo a temas que no son tan divertidos pero cuyo conocimiento resulta imprescindible, me parece necesario.
Que paséis un estupendo fin de semana...y que siga la bendita lluvia cayendo sobre nuestro país!! ;)



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Abonado de los rosales con fertilizante orgánico a principios de verano después de la floración.

Llegó el verano y con él las altas temperaturas, la sequedad del aire, la elevación de la temperatura del suelo. La mayoría de las floraciones de nuestros rosales han terminado. Al menos las primeras. Los que son reflorecientes volverán a hacerlo cuando las temperaturas decrezcan de cara al otoño. Mientras, al menos en mi clima, entran en una especie de parada. Algo así como un letargo que les hace "esperar tiempos mejores". Aunque siguen brotando, no lo hacen con fuerza. Incluso los capullos que aún no se abrieron y que se produjeron ya durante este mes, no dan lugar a rosas del tamaño propio del rosal. Son rosas más pequeñas incluso algunas con menos pétalos las que llegan a producirse (si es que llegan en algunas variedades) durante esta estación estival.

Durante el pasado mes de mayo y buena parte de éste han dado todo de sí mismos. Han gastado ingentes cantidades de energía en producir floraciones espectaculares y en estos momentos sus reservas no están lo que se dice muy boyantes. Es el momento de darles una nueva dosis de alimento!! Para que puedan seguir creciendo algo durante este verano pero sobretodo para que cuando se acerque el fin de esta estación se encuentre con nutrientes suficientes para poder florecer de nuevo con rosas quizás no tan abundantes como en la primera floración pero indudablemente algunas con tonos mucho más profundos y hermosos.
Hay que reponer la energía gastada durante su primera floración y como ya os comenté en algunos artículos del inicio de esta estación yo decidí abonar mis rosales son fertilizantes orgánicos.
Hice una mezcla de ellos con la intención de componer una "receta" equilibrada. Que contuviera los principales nutrientes que precisan (A saber, nitrógeno, fósforo y potasio) pero también algunos otros que aunque aún siendo secundarios, también les son necesarios para crecer sanos y tener abundantes floraciones (Calcio, magnesio y azufre) E incluso tuve en cuenta muchos de los elementos traza (Boro, cloro, cobre, hierro, manganeso, zinc, etc) que si bien es cierto que son mínimas las cantidades que precisan nuestros rosales no por ello pueden vivir adecuadamente sin su presencia en el suelo.

Fue la primera vez que hacía esta mezcla y por tanto no tenía todas las garantías de que funcionara bien pero la cuestión es que no he observado daño alguno en las plantas y que la mayoría de mis rosales han florecido magníficamente esta primavera. Así que de momento no haré cambios en las proporciones ni en los elementos con los que compuse aquella mezcla. Por cierto, me ha cabido todo el abono en este cubo que compré en los chinos y que me resulta muy práctico de transportar en la carretilla de rosal en rosal.
En marzo tenía muchos rosales que se habían plantado a raíz desnuda durante el otoño/invierno anterior y que no habían florecido todavía en mi jardín. Es mejor esperar a que produzcan la primera floración para aportar este tipo de fertilizantes y mientras tanto abonarlos con fertilizantes líquidos como un té de compost.
Estos rosales ya han florecido de manera que esta vez he tenido que hacer mezcla para un número mayor de rosales. En concreto para unos 78. No he abonado con esta mezcla ni los rosales que tengo en maceta ni los que proceden de esquejes y que aún están chiquitos por haberlos plantado hace unas semanas.
Así pues, como la otra vez, he reunido todos los componentes de la receta, y he multiplicado la "dosis" correspondiente a un rosal por 78. En esta imagen podéis ver los elementos usados en la mezcla y los gramos de cada uno para este número de rosales. Me he vuelto a servir de la misma jarra que usé la otra vez y que tiene la capacidad aproximada para los fertilizantes que corresponden a un rosal.

Podéis leer si es de vuestro interés el artículo en el que colgué varias fotografías del proceso para aplicarlo al suelo. Pero vamos es sencillo: Retirar el acolchado y la capa generosa de compost que puse en marzo, regar un poco la zona, agregar el fertilizante bien distribuido alrededor de suelo dónde crecen las raíces del rosal, trabajarlo someramente mezclándome un poco con el suelo, volver a reponer la capa de compost y encima la de acolchado a base de corteza y proporcionar un riego bien profundo de nuevo.

Debo decir que si bien en marzo no aboné los varios rosales rugosas que cultivo, en esta ocasión he decidido aportar nutrientes. Mi suelo es bastante arenoso y se lixivia con facilidad. No tratándose de un suelo que contenga demasiada riqueza nutritiva creo que no le irá mal a estos rosales esta dosis de fertilizante después de haber florecido tan magníficamente como lo han hecho esta primavera. Me he cuidado eso sí, de regar muy, muy bien en profundidad tanto antes como después del abonado y de esparcir bien la dosis por toda la base del rosal. En todo caso he abonado este tipo de rosales ahora en el inicio del verano porque lo he hecho con abono orgánico. De haber abonado con químico no me hubiera atrevido. Son rosales con los que hay que tener mucho cuidado en este sentido. Yo llevaba ya dos años sin incorporarles lo que entendemos estrictamente por un fertilizante y lo único que he agregado al suelo ha sido buenas capas de estiércol y de compost. Me gustaría volver a advertir aquí del peligro de chamuscarse sus hojas que hay cuando se lees aplica fertilizantes foliares.

Aunque les he dado una dosis esta vez, es cierto que ha sido una dosis "escasita". Quiero decir que no he llenado la copa que usé como medida y que he aplicado algo más de la mitad por miedo a que no reaccionen bien.
Tras la aplicación del fertilizante y antes de volver a colocar el acolchado he eliminado cualquier mala hierba que he visto crecer próxima a los rosales y he repuesto la forma de algunos alcorques que durante estos últimos meses por el perro e incluso porque a veces piso dónde no debo, se han ido demejorando un poco. 
He renovado el material del acolchado. Veo que con el paso del tiempo los pequeños trozos de madera de los que se compone el acolchado es como si fueran desapareciendo porque como es lógico, esta materia orgánica poco a poco va compostándose y pasa a formar parte del suelo y lentamente va incorporándose al suelo con el trabajo de lombrices y microorganismos. Así que he añadido el material suficiente para formar una capa generosa que proteja el suelo de mis rosales de la erosión y sobretodo de las altas temperaturas del verano. De esta forma, a la vez, me ahorraré riego porque como sabemos el acolchado hace permanecer el suelo húmedo durante más tiempo al evitar en buena parte evaporaciones del agua de riego que se producirían en un suelo desnudo.
Creo que con estos cuidados y vigilando estrechamente la hidratación durante estos meses de altas temperaturas, mis rosales estarán preparados para volver a ofrecer preciosas rosas que harán mis delicias de nuevo cuando las temperaturas sean algo más tibias :)
* * * * * * *
Son ya varios los artículos publicados en este blog que tratan de los fertilizantes en general y de los abonos orgánicos en particular. Pongo a vuestra disposición varios enlaces en los que se desarrollan estos aspectos y que estoy segura será del interés de algunos lectores no solo que cultiva rosales si no plantas en general.
- Fertilizar o abonar nuestros rosales. Nociones generales. El artículo que trata la temática de forma más general y que puede dar una idea de conjunto para aquel que se acerca por primer vez a estos aspectos.
"Abonos orgánicos para los rosales vs. fertilizantes químicos" En este enlace podréis leer algunas de las ventajas e inconvenientes tanto de los fertilizantes químicos como de los orgánicos. interés para algunos de vosotros . Espero sea de vuestro interés.
- Algunos abonos orgánicos y enmiendas que podemos usar con nuestros rosales. Una mirada algo más de cerca sobre estos materiales orgánicos que ayudan a mejorar el suelo y aportan nutrientes.
- La importancia el pH en el suelo para las plantas que requieren suelos ácidos. Aunque es un artículo específico sobre el cultivo de acidófilas (Calas, hortensias, rododendros... las rosas precisan de cierta acidez en el suelo dónde crecen. Puede resultar de interés su lectura.
- La clorosis férrica y los quelatos de hierro.  Este artículo puede ser de interés para todo aquel que cultiva sus rosales en suelos con pH alto (alcalinos).
- Cómo rectificar el pH del suelo dónde crecen nuestras plantas. En ocasiones nos veremos obligados a rectificar el suelo de los rosales. Este artículo trata sobre las enmiendas y técnicas que podemos usar para lograrlo.
- Qué tipo de suelo es el de tu jardín? La prueba desedimentación y medición del pH. Comprobar el tipo de suelo y el pH. En este artículo se propone un método casero para estimar sin exactitud pero con aproximación el tipo de suelo de nuestro jardín. Igualmente hablamos del uso de tiras indicadoras para medir el pH que nos dará un resultado también aproximado del valor de acidez/alcalinidad del que goza nuestro suelo.
- Receta (Mezcla) casera de abonos orgánicos o naturales para aplicar "en seco" a los rosales tras la poda. En este artículo proponemos una receta que no pretende ser ni mejor ni peor que otras. Simplemente es la que de acuerdo al clima, al suelo de mi jardín y a su pH, elaboré al inicio de esta primavera y que apliqué a mis rosales tras la poda. Me ha dado magníficos resultados y no he visto inconveniente alguno como digo y por tanto he decidido aplicarla de nuevo ahora en el inicio del verano tras la primera floración. En este artículo explico como elaboré la mezcla y como la aplico al suelo.
- Té de compost para rosales. Un buen abono soluble. Es posible que tengáis rosales que aún no han florecido su primera vez. Rosales que están recién plantados o que se cultivan en contenedor. Incluso podéis estar en el caso de querer proporcionar a vuestros rosales una refrescante y nutritiva lluvia de fertilizante foliar. En este post mostré como elaboraba yo un té de compost que apliqué en forma de fertilizante líquido al suelo de los rosales recién plantados.
- Té de cáscara de plátano. Una buena forma de aportar potasio (K) a nuestras plantas. De cara a la floración y fructificación, es interesante hacer aportaciones de este elemento. Este té no solo vale para rosales si no para muchas de las plantas del huerto.

Té de cáscara de plátano. Una buena forma de aportar potasio (K) a nuestras plantas en flor o fruto

El potasio (K) es uno de los macronutrientes imprescindibles para que las plantas crezcan fuertes y sanas. Una buena floración y fructificación dependen en parte de que las plantas dispongan para su nutrición de una cantidad adecuada de potasio. Hay distintas teorías con relación a dar el protagonismo en la floración al potasio o al fósforo. He visto quién defiende el potasio como el elemento más importante que interviene en la floración y hay quienes abogan por el fósforo asegurando que le potasio ayuda al desarrollo del sistema radicular y a aumentar la resistencia de las plantas a las plagas pero que es el fósforo el elemento más importante.
Tradicionalmente se usan las cáscaras de plátano para aumentar la floración.  Pero, ya digo, hay distintas teorías.

En todo caso cuando nos interese un aporte de potasio a nuestras plantas conviene saber que las cáscaras de plátano contienen este elemento en gran cantidad del que pueden beneficiarse nuestros rosales en particular y nuestras plantas en general.
Se utilizan de forma diversa. Desde enterrar directamente una cáscara de plátano en el hoyo de plantación (cosa que la verdad, yo no he hecho nunca) y que por lo visto, al irse compostando liberando de forma lenta el potasio que la planta precisa; hasta hacer un té con ellas e incluso deshidratadas en forma de polvo Otro día haremos esta harina, hoy de momento nos vamos a centrar en este té de plátano.
Podemos ir guardando las cáscaras en una bolsa hermética en el frigorífico en unos días mientras juntamos las que precisamos (aproximadamente unas cinco)
Troceamos las cáscaras en porciones, no es preciso que sean excesivamente pequeñas.

Las incorporamos a un litro de agua fria que tendremos en una cazuela y las dejaremos hervir durante unos 20 minutos más o menos.

Colaremos las cáscaras (éstas se puede echar al montón de compost) 

y el líquido resultante lo mezclaremos con 1,5/2 litros de agua fría.


Con este té (diluido ya con el agua) podemos regar directamente nuestras plantas que estén en floración o formando fruto. Es un modo de proporcionar el potasio de forma más rápida que cuando se hace con otros fertilizantes en seco.
No conviene dejar sin utilizar muchos días este té. Es mejor para que el potasio no degenere, usarlo en uno o dos días y mientras no se hace conservar en el frigorífico.
Yo he regado con él las habas del huerto que están empezando a florecer. Seguro que les vendrá bien este aporte de nutrientes :)


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