La urraca (Pica pica) un córvido oportunista e inteligente!!

Esta mañana temprano sobrevoló mi jardín con la preciosa silueta de sus alas extendidas. La vi pasar varias veces y cuando llegué al jardín secreto para sentarme allí un rato a tomar el café me di cuenta de que la urraca (Pica pica) se había parado ahí, sobre una de las farolas de la calle de abajo. 
Me acordé de lo que me contaba ayer una amiga, Pilar, y pensé si no estaría oteando el horizonte a ver si las gallinas de otro jardinero tenían huevos que robar jajajaja
Permaneció sobre la farola bastante rato. La verdad es que se buscó un buen lugar para divisar toda la ladera de la montaña y el valle abajo. Como yo no tengo gallinas y por tanto no temo por los huevos, me encanta que visiten mi jardín estos preciosos córvidos. Listos como pocos y adaptados totalmente al medio urbano. Gregarios, un tanto brabucones y chulitos y que llenan el aire con su ásperos sonidos y repiqueteos que para mí se asemejan a risas burlonas.
Como sus primos, los rabilargos (Cyanopica cyanus), a los que se parece en su silueta, abundan por mi zona y frecuentan los jardines y parques cercanos. aprovechando cualquier alimento que esté a su alcance. No le hacen ascos a casi nada, insectos, granos y para su desesperación, los huevos de las gallinas de algún jardinero que otro que lógicamente no ve a estas preciosas aves con tan buenos ojos como yo jajaja
Feliz domingo, amigos.
María.



Cómo limpiar cola adhesiva antihormigas de los troncos de los árboles

Durante la segunda quincena de abril observé que muchas hormigas subían por el tronco de mi Tilia cordata

Para evitar que el número de pulgones aumentara con los cuidados de las hormigas, traté de buscar un medio de control ecológico contra esta plaga y probé la cola adhesiva contra roedores y hormigas.
En la hora en que se me ocurrió!! Eficaz lo es, sin duda. porque ni una hormiga volvió a traspasar la zona encolada. El problema es el aspecto horrible del tronco recorrido por los chorretones de la cola que va descendiendo por su propio peso, pringando todo el tronco.

Pero hay más, a las pocas horas de poner la cola, ya digo, todo el tronco estaba lleno de chorretones y sobre ellos, había infinidad de moscas e incluso alguna mariposa pegada a la cola.

La verdad es que por muy eficaz que sea la visión de un tronco lleno de insectos muertos algunos de ellos nada dañinos para el jardín no me hizo ni chispa de gracia.
Toda la corteza estaba totalmente pegajosa. Creí que cuando pasaran unos días, se formaría una especie de capa con menos poder de adhesión y que podría despegarla simplemente tirando de los extremos.
En absoluto!! Seguía líquida y tan pegajosa como el primer día. Estaba claro que debía encontrar un sistema para limpiar esta cola y busqué en la Red. No encontré ninguna página que hablara en concreto de la forma de eliminar esta cola pero sí otros adhesivos. Así que por probar pensé que no pasaría nada.
No recuerdo exactamente dónde lo vi. Creo que era en uno de estos lugares de "remedios" caseros. 
Tomé un barreño con agua jabonosa y con una esponja de las que rascan un poco froté bien la corteza enjuagando a menudo la esponja. El proceso me pareció, permitidme la palabra "asqueroso"!! Toda la esponja literalmente llena de moscas!! Puag... Cambié el agua varias veces hasta haber eliminado todos los insectos y alguna parte de la cola que se quedaba adherida a la esponja.

A continuación, rodee la zona alrededor del tronco con varias capas de papel de cocina y empapé otra esponja limpia en vinagre de vino blanco (la otra la tiré porque me resultó imposible limpiarla además de que me daba asco, esa es la verdad).

Con cuidado, ya que me dio miedo que el rato que llevaba frontando el tronco con el agua jabonosa y ahora con vinagre, hiciera que la corteza del árbol se reblandeciera y se dañara. Así que ya digo, froté pero con cuidado de no apretar en exceso.

El papel lo puse por el vinagre a chorro que caía con la idea de que no me acidificara el suelo dónde crece la Tilia cordata.
Me animé a ver que la esponja iba "agarrando" trozos de cola y otra parte se iba disolviendo con él. 
Dejé de frotar cuando no sentí el mordiente del adhesivo sobre mis dedos y pensé que había eliminado totalmente la cola. 

Pero no, cuando a las horas fui a comprobar como estaba la corteza, ésta todavía presentaba un tono más oscuro allí dónde había habido cola y estaba todavía algo pegajosa. Ni mucho menos que cuando puse la cola pero del todo no se quitó.
Una amiga, Cruz Tolosa, me habló de la efectividad de esta tierra de diatomeas contra las hormigas que suben por los troncos de los árboles así que a continuación rocié bien el acolchado alrededor del tronco con una cantidad generosa de esta tierra (escribiré un artículo sobre este producto en breve) y esperé acontecimientos.
Según Wikipedia esto es la tierra de diatomeas:
La diatomita o tierra de diatomeas — también conocida como DETSSdiahydrokieselguhrkieselgur — es una roca sedimentaria silícea formada por micro-fósiles de diatomeas, que son algas marinas unicelulares que secretan un esqueleto silíceo llamado frústula.Sirve también como pesticida natural no venenoso, sobre todo, en la agricultura biológica: la ingestión de partículas de sílice causa lesiones en el tubo digestivo; la fijación sobre el cuerpo de los insectos les causa también lesiones que implican su muerte por deshidratación.
No quise frotar más veces en los días siguientes por eso, por temor a dañar la corteza, y preferí esperar un par de semanas a ver qué ocurría.

No he querido colgar este artículo hasta comprobar los resultados de la limpieza con vinagre y así poder contar aquí. Observé durante los días sucesivos y no, no vi más hormigas subiendo. No sé si porque había pulverizado toda la copa del árbol con mucha presión con la manguera y había eliminado buena parte de los pulgones o por efecto de la tierra de diatomeas. La cuestión es que no he visto más hormigas formando caminos subiendo por el tronco.
Aunque como os comento el vinagre no eliminó del todo la cola y la corteza estaba un poquillo pegajosa, es tan poco que no se han pegado más insectos en su vuelo al acercarse al tronco. Lo cual me llena de alegría porque al menos ha desaparecido el terrible aspecto que presentaban pegados a la cola.
Con el riego aplicado por mí con la manguera en días sucesivos y con la propia lluvia que ha caído desde entonces, la tierra ha desaparecido de  manera que si es efectiva contra las hormigas será repitiendo el tratamiento cada vez que llueva o caiga agua.

No sé si simplemente dejaré así el tronco, sin hacerle más o quizás en unos meses, si veo que al tocar con las yemas de los dedos sigo notando algo de mordiente, vuelva a darle con vinagre. De momento las hormigas no están y los insectos no se pegan. Así que por ahora el problema está resuelto.
Que paséis buena tarde, queridos lectores. :)
María.

Combinar rosales III: Rosa 'Purple Skyliner' y Teucrium hyrcanicum 'Paradise Delinght'

Hace unos días os mostraba una combinación en la que también formaba parte rosal.
Al jardín trasero no se accede directamente desde la calle. Antes debe pasarse por un espacio previo con un rincón en el que hicimos una fuente de piedra. Este rincón está separado del camino por una estructura de madera formada por dos celosías a ambos lados de la entrada.
A la derecha de la fuente crece Rosa 'Purple Skyliner' sobre una de estas celosías. En ese rincón hay también una Catalpa bignonioides que con el tiempo, al crecer, restará el demasiado sol que recibe el rosal.
Es curioso que este mismo rosal, del lado orientado al este, sus rosas permanecen más oscuras durante más tiempo. Por el contrario, las que se abren orientadas al oeste que es desde dónde os muestro estas fotografías hoy, palidecen mucho más rápidamente y son algo más claras.
Quería una vivaz no demasiado alta que cubriera rápidamente el suelo que rodea la base del árbol. A finales de 2015 dos amigas mías, Isabel y Maite durante unos días que estuvimos juntos aquí en casa, me trajeron unas cuantas Ajuga reptans 'Rosea'. No sé por qué razón pero no superaron el invierno y desaparecieron. Sus agujas florales erguidas y en tonos violetas me hicieron pensar a la hora de elegir plantas en Teucrium.
Quería una planta que no precisara demasiado riego y que no tuviera mucha dificultad para cubrir todo el espacio bajo el árbol.
Creo recordar que fue en una conversación con otra amiga, Claudia, en la que surgió la idea de plantar aquí esta planta perenne. No la conocía hasta que ella lo mencionó y en cuanto vi las primeras imágenes de sus preciosas espigas florales me quedé prendada de la planta. Me parecieron bellísimas, describiendo esas curvas sinuosas!! Su forma estrecha y alargada pensé que harían un bonito contraste con los grupos redondeados de las rosas de PS.
Es posible que cuando la Catalpa bignonioides sea muy grande, esta zona tenga poco sol para esta planta pero como para eso falta todavía varios años, cuando se plantee el problema ya veré como lo resuelvo.
Todos sabemos que púrpuras, morados, malvas, lilas...son colores que aparecen en las imágenes que vemos de las plantas pero no son del todo fiables. Dependen muchísimo de la luz que incida sobre las flores, de la cámara. Plantas con flores totalmente púrpuras en Internet y las propias fotografías que yo misma he obtenido, han aparecido mucho más violetas. Así que no las tenía conmigo cuando las incluí en mi pedido.
No estaba segura de que las espigas florales de Teucrium hyrcanicum 'Paradise Delinght' fueran en la misma gama de color que Rosa 'Purple Skyliner'  y eso para mí era importante. Aunque miré varias páginas para comparar los tonos, asumir el riesgo era inevitable porque no tenía la posibilidad de verlas en la realidad antes de cultivarlas en mi jardín. Finalmente me decidí pensando que si no tenían la tonalidad que yo buscaba, les encontraría otra ubicación en el jardín. Probar, arriesgarse y equivocarse es parte del la creación de un jardín  y de nuestra aprendizaje como jardineros. Verdad? :)

Afortunadamente no son púrpuras, si no en la gama de violetas/morados, como el rosal. Así que encajan muy bien el uno con el otro.
En las zonas menos próximas al rosal, me gustan las espigas sobresaliendo por encima de la planta y contrastando con el verde intenso de la hiedra que cubre la valla metálica que divide mi jardín de la propiedad del vecino.
No os puedo contar demasiado con relación al comportamiento de esta perenne porque como os digo, la incluí en un pedido del otoño pasado. Las planté y lógicamente pasaron el invierno como pudieron las pobres pero fue comenzar la primavera y ya veis lo frondosas que se han puesto. 
Tampoco os puedo hablar de cuánto dura su floración. Sí que os comentaré que en mi jardín han alcanzado mucha más altura de la que hablan en las páginas de viveros en la web que mencionan 30/40 cm. Por curiosidad ayer medí las mías y están en torno a 75/80 cm.

Tampoco se ha comenzado la floración en los meses que figuran en estas páginas. En mi caso se ha adelantado muchísimo y es ahora cuando están empezando a abrirse las diminutas florecillas que forman sus espigas.
Según he leído parece ser que es una planta que se autosiembran. Detalle que es muy de agradecer porque así podré obtener otro ejemplares para cubrir el suelo de algunas zonas del jardín.
El suelo dónde crecen es una mezcla de sustratos con mucha calidad a base de tierra vegetal, estiércol bien maduro, humus de lombriz y algo de turba rubia. Es la mezcla con la que rellené el arriate que forma la base de la fuente y que llega a unos 40 cm por encima del nivel del suelo del jardín. Quizás por eso se han hecho tan grandes, porque es una tierra suelta, esponjosa y bien nutrida, dónde sus raíces no tienen dificultad alguna para desarrollarse.
Reciben aproximadamente la misma cantidad de agua por goteo que el resto de plantas del jardín y no he visto nunca indicios de languidez que denoten necesidad de más hidratación.
Pertenece a la misma familia que Nepeta, lamiáceas, con las que tiene muchas semejanzas en su follaje: nerviaciones muy marcadas, tallos cuadrangulares y  cierta pubescencia tanto en su haz como en su envés.

Como podéis ver hay muchísimos arbustos y perennes que pueden combinar perfectamente con los rosales además de entre sí mismos. Esta es la tercera entrada que dedicamos a la combinación de rosales. En la primera juntamos dos rosales con flores muy diferentes en tamaño, color y forma. En el segundo mezclamos una variedad de rosal con flor grande pero sencilla con las inflorescencia de una trepadora preciosa, una hortensia y en este último ya lo veis una planta perenne es la que hace pareja con el rosal. 
A mí esta combinación me parece bonita. Creo que lo importante en este caso ha sido lograr de una parte un contraste muy marcado en cuanto a la forma de las flores manteniendo a la vez una homogeneidad en las tonalidades.

El compost de hojas está madurando...

Hoy he revisado como va madurando el compost de hojas que tengo haciéndose en el huerto.

A comienzos de este año fuimos a recoger al bosque unas bolsas con hojas para echarlas en el montón de compost normal. Había hecho hace un tiempo una compostera muy sencilla con malla plástica con la idea de hacer compost de hojas. No me llevó nada el hacerla además de salir muy barata.
En enero con las hojas que me sobraron inicié un compost de hojas. Para ello las fui metiendo por capas en la compostera de malla y fui regando bien. Pero cuando llevaban unas semanas vi que el sistema no funcionaba lo bien que yo quería ya que las hojas, ya que la malla permitía entrar demasiado aire y me obligaba a regar constantemente.
Así que decidí meter las hojas en bolsas de plástico de jardín bien húmedas y cerrar las bolsas a la espera de que en unos meses estaría hecho el compost.

De vez en cuando abro las bolsas y compruebo como va y si le falta gua agrego un poco con la manguera y vuelvo a cerrarlas bien anudando el plástico.

A este le falta todavía unos meses pero va por muy buen camino. Fijaos qué negro está. Aún se aprecian los trozos de hojas pero ya va cogiendo un estupendo aspecto.
Como no lo he hecho nunca no sé los meses que deberán estar todavía dentro de las bolsas pero creo que aún quedan bastantes.
Cuando madure del todo constituirá un magnífico material para mezclar con otros sustratos y rellenar contenedores o simplemente para agregarlo a hoyos de plantación que precisen mezclas bien aireadas, con mucha materia orgánica y que retengan la humedad bien.

Un puñado de frambuesas

Vivo a unos sesenta y pico kilómetros de Madrid. Cada vez que voy me agobio más. No es precisamente porque no haya vivido nunca en grandes ciudades y no esté acostumbrada a ellas. Al contrario, creo que más parte de mi vida he residido en grandes núcleos de población que en pueblitos. 
Y sin embargo las grandes ciudades se me hacen cada vez más insoportables. El ruido del tráfico, ese transitar de la gente abarrotando las aceras sin mirarse unos a otros, como hormigas trajinando cada uno a lo suyo, cada día me resulta más ajeno a mi forma de ser y a mi necesidad de tranquilidad.
Siempre que estoy en el centro de la ciudad comparo el sonido a mi alrededor con el que tengo en mi jardín, incluso en mi pueblo. Nada que ver. Los frenazos de los coches, el tráfico insoportable, el murmullo de conversaciones que se van mitigando a mi paso según se alejan transeúntes que de nada conozco... El bullicio y el trajín del corazón de una gran ciudad silencia el sonido de los pájaros cuando los hay y oculta bajo un mar de ruido desagradable la preciosa melodía que yo escucho en mi jardín tan sólo con que se levante una pizca de viento!!
Y el olor? Madre mía qué diferencia... En mi jardín huele a resina de los árboles, a las hojas de los enebros, a rosas dulces y perfumadas, a tierra mojada.. y cuando llueve y se moja (porque siempre se moja a pesar de tener caseta), a un perro que me tiene robado el corazón. Huele a fresco por las noches y a madera caliente a mediodía. Allí solo percibo el detestable olor que exhalan los tubos de escape de los coches y tal parece que yo misma termino oliendo a lo mismo después de permanecer en la ciudad muchas horas.
A veces pienso si mi aspecto no evidencia que  vivo en un pueblo. Probablemente un observador perspicaz lo notaría. Mi falta de maquillaje; mi ropa sencilla y seguramente algo anticuada, sin duda no en la linea de lo que quiera que sea ahora la última moda que nin lo sé ni me interesa; mi cabello sin la actuación de peluquería que no sea un corte al mes; mis uñas demasiado recortadas para resultar femeninas...y mis manos y antebrazos, tatuados con mil rasguños y marcas conseguidos entre los aguijones de las rosas. Seguramente a poco se fijen en mí sabrían que la mujer que miran no es de ciudad  :) Sí, quizás además percibirían mi incomodidad allí porque es posible que cuando te sientes agredido por el medio que te rodea tu cara dibuje el desagrado.
Aún recuerdo mis años de urbanita convencida. Los años de locas carreras ya de noche desde la Facultad hasta la parada del autobús para lograr llegar a tiempo de coger el último. Mis compras que no eran jamás en los pequeños puestos de mercados ambulantes que voy ahora. Mi subir y bajar en ascensores para llegar al precioso piso dónde vivía pero que por muy precioso que fuera no dejaba de ser la celda de una colmena de dimensiones que hoy se me antojan poco humanas...
Pero eso era cuando se me moría cualquier planta que me regalaran y yo estaba convencida de que tenía "algo" en mí que me hacía incompatible con ellas jajajaja Lo que es la vida!! Aseguraba una y otra vez a mis amistades que las plantas y yo éramos incompatibles jajaja Ay...cuanto estaba por llegar!!
Aún recuerdo cuando todavía no había desarrollado sensibilidad alguna ante la Naturaleza y ésta era para mí únicamente aquello que despertaba mi curiosidad y que disfruté de niña chica durante los veranos y lo que rodeaba a mucha distancia la gran ciudad dónde vivía ya siendo una mujer joven. Lo que son las cosas... entonces no me fijaba ni me molestaban los coches, ni el odioso ruido del claxon accionado por conductores llenos de prisas por llegar a donde quiera que fueran. 
Quizás porque no sabía qué era levantarse y salir por la puerta de tu casa y escuchar la vida... la vida de pájaros, de insectos, de arboles, la vida que te rodea en un jardín. No sabía qué era usar autobuses cuyos conductores conoces a base de ser siempre los mismos durante años. Ni la grata sensación de volver a ver tras unas semanas de ausencia a una pasajera que suele acompañarte en tu trayecto y a quién aquí sí, te atreves a preguntar si ha estado enferma y ella te cuenta en detalle y tú escuchas como absorta lo que te cuenta con una sonrisa en la boca deleitándote de la oportunidad que tienes ahora de conocer a la gente que te rodea. 
En aquella época no sabía nada de la vida de los comerciantes de los establecimientos en los que compraba porque no eran como ahora, personas a las que conozco y que llegan a saber a base de ser clienta habitual tus preferencias y que no me gusta la fruta verde y te ofrecen, cuando hay, deliciosos albaricoques asegurándote que están "en su punto" y agregan tu nombre de pila tras la oferta 
—María, llévate unas pocas nectarinas, qué están estupendas esta semana — Qué lujo!!
Quién me hubiera dicho que no solo podía prescindir de todo lo que ofrece una ciudad a diario si no que buscaría mi alejamiento de ella!! 
Ya todo es distinto y mis preferencias se han transformado absolutamente. No, ya no se me hace imprescindible estar viviendo en medio de una ciudad. Prefiero el medio rural dónde el entorno no agrede en ningún sentido.
Mi jardín puede oler bien porque todo lo que lo rodea son árboles y montañas. Porque no hay contaminación o hay poca, que seguramente algo habrá... Porque está en un medio natural dónde poca intervención ha tenido el hombre en el paisaje.
Un medio rural tiene medidas alcanzables, medidas humanas... Claro que hay algún vehículo por las calles pero no ensordecen y claro que la gente transita por el centro de la población pero es gente a la que en su mayoría conozco aunque solo sea de vista. Y por supuesto que los sábados por la mañana se oye en el mercado ambulante a los hermanos que llevan el puesto de verdura que abastece mi despensa ofrecer a las clientas los espárragos que esa maana, a decir de ellos, están estupendos.  Y el reloj del ayuntamiento marca con su sonido las horas y las terrazas de los bares de la plaza están llenas de mesas dónde ya, con el buen tiempo, la gente toma su cervecita y su reglamentaria tapa. Por supuesto que no está en silencio pero lo que se oye a tu alrededor te permite hablar en un tono normal, sin gritar y puedes entenderte con quién lleves al lado sin pegar voces... qué distinto son los sonidos que me rodean en mi espacio vital!!
No, no soporto la ciudad!! Sé que son necesarias e incluso me ofrecen puntualmente servicios que me resultan imprescindibles como los relacionados ahora con mi salud pero llego siempre a casa con un nivel de saturación que se me antoja insoportable.
Como si quisiera despegarme del olor que traigo sobre mí siempre me voy a dar una vuelta por mi jardín al llegar antes siquiera de entrar en casa. Pasear por él es como ducharse, con el agua clara que al empaparte te limpia y te relaja...
He cerrado los ojos varias veces al bajar hacia el huerto para percibir en detalle el trajín de los pájaros en su lucha por la vida en busca de alimentos entre mis árboles y mis bancales. A mi paso la actividad incesante e incansable de cientos de insectos han sonado en mis oídos como la más hermosa melodía acompañada por el crujir de las ramas de los árboles al moverse y el sonido de mis propios pasos sobre la escasa y amarilla hierba ya que cubre los caminos. 
El sol en lo más alto pegaba fuerte y el sustrato de los bancales olía a caliente, a verano casi, a gramíneas secas que lograron librarse de mi limpieza de malas hierbas escondidas entre piedras o tras una mata de rugosas. Al entrar en el huerto una bocanada de aroma a tomateras ha llegado hasta mí... esto sí huele bien!! Me he dicho.
He ido allí a ver si hoy ya estaban en su punto. No hace mucho puse una malla antipájaros en el rincón del huerto dónde cultivo frambuesas, arándanos y grosellas y con la ilusión de que los tordos no se hubieran metido por el único agujero que aún no cubrí porque me quedé sin material he ido en busca de un bocado dulce y jugoso. 

Sí, por fin he logrado comerme un puñado de frambuesas y como ya hacía calor, he cortado unas hojas y las he refrescado con el agua de la manguera... Estaban buenas :) Pero sobretodo, allí sentada en el huerto, seguramente sin glamour ninguno, sobre el palet que hace las veces de escalera en tanto no hagamos una de piedra, he vuelto a sentirme en paz mirando mis rosas...pero sí, además, estaban buenas jajajaja

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