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Fertilizar o abonar nuestros rosales. Nociones generales.

Tener un conocimiento al menos general sobre los fertilizantes o abonos, su manejo y momentos de aplicación, los tipos existentes y las formas más adecuadas de aplicación nos parece de suma importancia a la hora del cultivo de rosales.
El tema de los fertilizantes es amplio y de querer tratarlo en profundidad requeriría de un nivel de tecnicismo que este artículo no pretende y que no todos tenemos, pero llegar a tener un visión global creo que sí está al alcance de cualquiera como nosotros, simples aficionados a la jardinería.
Un rosal sano nos regalará más rosas. Para que esté sano debe estar convenientemente nutrido. Pero no solo florecerá más, un rosal bien alimentado podrá vencer con más facilidad el ataque de plagas y enfermedades.
La mayoría de rosales precisan una buena cantidad de alimento para satisfacer sus necesidades.
Aquellos elementos que no están presentes en el suelo o que lo están en cantidad insuficiente en el suelo dónde se cultivan nuestros rosales los jardineros los solemos aportar en forma de fertilizantes o abonos.

Qué es un fertilizante?
Es una sustancia, a veces en forma de preparados complejos (los abonos químicos) que añadidos al suelo ayudan a sostener y aumentar el crecimiento vegetal de las plantas. Estas sustancias pueden tener origen orgánico o tratarse de sustancias químicas. Su forma de presentación también puede variar: polvo, solubles, líquido, gránulos o en forma natural. Y se pueden aplicar sobre suelo, diluido en agua y en ocasiones directamente sobre las hojas.
Qué “elementos” nutricionales necesitan las rosas para crecer saludablemente? La mayoría de los 16 elementos que los rosales precisan para crecer sanos están presentes en el aire y en el suelo en mayor o menor cantidad.
Los elementos químicos necesarios para la alimentación de los rosales suelen dividirse en cuatro grupos.
De todos modos queremos incidir aquí en un aspecto de vital importancia y que no siempre tenemos en cuenta a la hora de aplicar técnicas de cultivo correctas: tanta importancia tiene el pH y  la estructura correcta del suelo dónde crecen nuestros rosales como la aplicación de estos elementos nutricionales.
Aportes de estiércol, compost y otras enmiendas ayudan a que el suelo esté suelto, sin compactaciones, esponjoso, aireado, con una correcta capacidad de retención de agua y de aire, y dónde las raíces pueden tener mejor acceso a los distintos elementos que lo componen.
1.- Elementos estructurales: Están presentes en el aire
Son el carbono (C), el hidrógeno (H) y el oxígeno(O)).
2.- Macronutrientes o nutrientes principales: Los tres elementos principales por cantidad e importancia son  nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) constituyen la base principal de la que están compuestos los fertilizantes más comunes y son los que desempeñan un papel más importante en el desarrollo general de las rosas. De ellos es de los que los rosales precisan mayores cantidades.
Nitrógeno (N): el nitrógeno interviene en el control de funciones importantísimas en las plantas como son la fotosíntesis, el metabolismo y la respiración. Fomenta el color verde oscuro  lustroso, un crecimiento sano del follaje y redunda en beneficio de que el rosal tenga energías para florecer. 
Forma parte de todos los tejidos del rosal y está presente en forma de proteínas. Gran parte de estas proteínas pasan de las células viejas a las nuevas según van desarrollándose el nuevo crecimiento.
De todos modos no todas las plantas tienen la misma necesidad de nitrógeno. Aún siendo siempre importantísimo, el césped por ejemplo o las anuales tienen necesidades superiores que los árboles y arbustos.
La cantidad de nitrógeno presente en un suelo es variable y dependiente de varios factores como es la temperatura, el agua, la actividad microbiana, la cantidad de materia orgánica, etc.
Si el rosal no tiene cantidad suficiente  de este elemento puede ocurrir que el que precisan lo utilicen a expensas de las hojas viejas. De ahí que a veces un rosal deficitariamente alimentado presente hojas viejas amarillentas. 
Cuando lo que hay es un exceso de nitrógeno puede redundar negativamente en la floración, mermando ésta. Por eso se debe tener cuidado en no aportar demasiado nitrógeno en el momento de la floración.
Fósforo (P): Se trata de un elemento casi siempre presente en el suelo. Pero la posibilidad de que el rosal lo absorba está en función de muchos factores ambientales.
De hecho puede estar presente en grandes cantidades en el suelo pero no estar disponible para las plantas debido al pH alto del suelo, temperatura, etc son factores que intervienen en esta disponibilidad.
Podemos ver  alguna vez que los rosales manifesten síntomas de carencias de este elemento al iniciarse la primavera, cuando los suelos están todavía fríos y que la situación revierte paulatinamente a medida en que las temperaturas atemperan el suelo y el fósforo comienza a estar disponible para el rosal.
En realidad solo aproximadamente alrededor del 10/20 por ciento del fósforo que se aplica al suelo es utilizado realmente por la planta. El resto permanece en él y a diferencia del nitrógeno o el potasio que tienen gran movilidad en él, el fósforo tiene poca movilidad salvo que sea trasladado físicamente por la labranza del suelo.
Favorece la fortaleza de las raíces y una floración abundante. 
También deberíamos tener presente que aportar cantidades excesivas de este elemento puede acarrear deficiencias de hierro o zinz e incrementar la presencia de sales en el suelo.
Potasio (K) No interviene directamente en el crecimineto o floración pero es imprescindible que forme parte de la dieta del rosal para que éste tenga un crecimiento sano y sobretodo la prepara para vencer estados de stress cuando la replantamos, al padecer una enfermedad o plaga o situaciones de sequía.
Los déficits de potasio son bastante frecuente en jardines de nueva creación dónde habitualmente hay poca materia orgánica y dónde el pH suele ser alto
Hay que tener en cuenta que se lixivia con mucha facilidad en el suelo por lo que es necesario ir haciendo aportes regulares.
El exceso de aportaciones de potasio al suelo puede conducir a problemas de salinidad en él.
3.- Nutrientes secundarios: Calcio (Ca), magnesio (Mg) y azufre (S).
En la mayoría de suelos neutro y alcalinos, la cantidad de calcio (Ca), magnesio (Mg) y azufre (S) se encuentran presentes en cantidad suficiente.
Constituyen parte fundamental en varios aditivos del suelo como el yeso, la dolomita y las sales de epsom (sulfato de magnesio)
Magnesio (Mg) es un componente fundamental en la fotosíntesis y es importantísimo para desarrollar buenas raíces. No obstante debemos llevar cuidado con no hacer aportes excesivos ya que pueden provocar acumulación de sales en el suelo.
El calcio ayuda a aumentar la resistencia de las paredes celulares y por tanto también las plantas con la cantidad de este elemento a su disposición serán más fuertes frente a insectos chupadores como los pulgones.
4.- Micronutrientes (También llamados elementos traza) boro (B), cloro (Cl), cobre (Cu), hierro (Fe), manganeso (Mn) y molibdeno (Mo) y zinc (Zn) También son necesarios en la alimentación de nuestros rosales. Las necesidades de ellos a nivel nutricional no son muy altas. La mayoría de estos micronutrientes suelen estar presentes en los suelos.
Aunque las necesidades de los rosales con relación a estos micronutrientes son mínimas, no por ello dejan de ser parte fundamental de su alimentación y de ser tan necesarios para el buen crecimiento vegetal como los macronutrientes. 
Hierro (Fe). Quién desee tener más datos sobre la presencia de hierro en el  suelo pero sobretodo de su “disponibilidad” para las plantas puede dirigirse a varios artículos que en su día publicamos sobre el cultivo de plantas acidófilas. Estos son los enlaces;
Repetimos siempre que el hierro suele estar presente en el suelo en cantidad más que suficiente, el problema es que no lo está en la “forma” en que la planta pueda disponer de él. Varios son los factores que pueden solucionar o agravar esta situación.
La situación más grave la padecen los suelos con pH alto (alcalinos) y puede ayudar en este sentido evitar que los suelos se compacten para que haya presencia de oxígeno en ellos. También el hecho de que haya una buena cantidad de materia orgánica redunda en beneficio de la situación.
Lo que hacen los quelatos de hierro es facilitar la absorción de cobre, manganeso, zinc y hierro que están ya presentes en el suelo pero que por la pH del mismo no están disponibles para ser absorbidos por los rosales.
Zinc (Zn) las deficiencias de este elemento se producen a veces en jardines o patios dónde recientemente se ha eliminado la capa superficial fértil del suelo y es más patente en años con primaveras húmedas y frías.
Qué es mejor, nutrir con fertilizantes orgánicos o inorgánicos?
Sepamos que hay un artículo colgado en este blog que trata específicamente de las diferencias entre los abonos orgánicos y los químicos por si alguien tiene interés en tener más información sobre este aspecto.
La primera pregunta que deberíamos hacernos qué pretendemos con su aplicación?
·      Pretendemos solo aportar nutrientes al rosal?
·      Por el contrario también queremos mejorar el suelo?
·      Incluso, queremos corregir un déficit de determinado elemento deficitario en concreto?
Responder esta pregunta hace más fácil la elección entre los diversos tipos de fertilizantes.
El segundo factor a tener en cuenta son las proporciones. Es decir, la cantidad relativa de cada uno de los macronutrientes en el conjunto del fertilizante del que estemos hablando.
Aquí deberíamos dar unas pequeñas nociones para quién tenga problemas en entender las etiquetas de los fertilizantes que los tres elementos se indican siempre en el mismo orden. 
·      Primero el nitrógeno (N)  
·      a continuación el fósforo (P)
·      y por último el potasio (K)
Antes de adquirir un fertilizante deberíamos observar muy bien de qué se compone. No todas las bolsas de “bolitas azules” que vemos a la venta son adecuadas para nuestros rosales. Las necesidades de una huerta no son las mismas que las de un árbol o un arbusto.
Ni todos los momentos del año son iguales a la hora de hacer aportes de unos u otros elementos. Por ejemplo, no es aconsejable hacer aportaciones de abonos muy nitrogenados de cara al final de la temporada. Ello solo provocaría el crecimiento de muchos brotes tiernos y verdes que no tendrías tiempo de madurar su madera antes de que lleguen los fríos con lo que el peligro de heladas sobre ellos sería superior.
Observemos esta etiqueta de un abono complejo que frecuentemente vemos en cualquier vivero. En este fertilizante tendríamos:

El resto son materiales inertes que facilitan la aplicación que no tiene valor alguno a nivel de nutrición.
Ojo que a veces pagamos más caros algunos productos con la idea de que son "específicos" y si nos fijamos bien en la etiqueta la composición es si no exacta sí muy muy parecida a otros más genéricos y bastante más baratos.

Visitando la página de este fabricante nos indica las proporciones de su abono para rosales: NPK 8-12-21 + Mg y S (no indica en qué porcentaje) entendemos que la "especialidad" esta marca la centra en el aumento del potasio.
Evidentemente no siempre es así, hay productos que realmente tienen en su composición elementos concretos que pueden ir muy bien a nuestros rosales. Deberemos valorar si la adición de estos elementos traza compensa el precio que pagamos por ellos y si no tenemos a nuestra disposición otra forma de aportarlos más económica :)

Si visitamos la página de esta casa comercial y vemos la composición de este preparado comprobaremos que las proporciones son exactamente iguales que el producto anterior pero hay algo más, en este caso se ha adicionado tres micronutrientes: Boro (Bo), Hierro (Fe) y Zinc (Zn)
El uso de fertilizantes demasiado concentrados (20-20-20 por ejemplo) puede provocar que las hojas se quemen e incluso que el rosal se defolie.
Somos nosotros, los que como jardineros debemos valorar todos los factores, desde el precio, las garantías o confianza que nos ofrezcan determinadas casas comerciales, el medio ambiente, la importancia que le demos al suelo dónde cultivamos nuestros rosales, la facilidad de uso que busquemos, etc
Cada uno elije, En todo caso es importante que seleccionemos fertilizantes que contentan no solo los macronutrientes si no también estos otros elementos (micronutrientes) que los rosales precisan en mucha menor cantidad pero que también le son necesarios.
Algo importante siempre, tanto cuando usemos fertilizantes químicos como cuando utilicemos abonos orgánicos es ceñirnos fielmente a las instrucciones y dosificación que figuren en la etiqueta del fabricante.
No hacerlo y sobretodo hacer aplicaciones excesivas pone en riesgo nuestros rosales. 
Los fertilizantes orgánicos:
·      No tienen por regla general muchos nutrientes por lo que se deben usar de forma continuada. La mayoría derivan de fuentes animales o vegetales.
·      Son mejores indudablemente para el medio ambiente
·      Acondicionan el suelo y con ello aumentan la capacidad de retención de humedad y la capacidad de aireación del mismo.
·      Nutren  y favorecen el crecimiento y la abundancia de microorganismos del suelo.
·      Aportan materia orgánica nutriendo tanto la planta como los suelos.
·      Es más difícil quemar con ellos las raíces ya que los nutrientes están en bajas proporciones.
·      Se pierden mucho menos porcentaje por lixiviación que los fertilizantes químicos.
·      Producen una mínima acumulación de sales en el suelo
·      Liberan lentamente sus elementos fertilizantes a medida que sus grandes moléculas son descompuestas por los microbios del suelo y las ponen a disposición de las plantas.
·      Ejemplos de ellos son el compost, el estiércol, la harina de huesos, el extracto de algas, la harina de pescado, la sangre desecada, la harina de cuerno, el guano, los purines de ortiga y consuelda, etc.
·      Son bastante más caros que los inorgánicos. De todos modos, no todos hay que adquirirlos. Nuestro jardín y nuestra propia casa son una “cantera” estupenda para algunos de ellos. Cada año, con un mínimo de trabajo (volteo) podemos hacer una cantidad más que respetable de compost en el jardín o en nuestro huerto. Sin tener una barbaridad de restos de poda ni de cocina yo he sacado este año más de un metro cúbico de estupendo compost que me ha salido totalmente gratis. No es que sea una exageración pero me ha servido para poner una generosísima capa de acolchado a todos los rosales. Las hojas que caen de nuestros árboles, la ceniza de la chimenea, el purín que podemos hacer con las ortigas que crecen en nuestros jardines…todo esto son materiales por los que no pagamos un solo euro.

Una receta de la "American Rose Society' es la siguiente:
Para cada arbusto:
1 taza de harina de algodón
1/2 taza de sangre seca 
1/2 taza harina de pescado (5-1-1)
1/2 taza de sales de Epsom (Sulfato de magnesio)

Los fertilizantes inorgánicos (sistémicos o artificiales). La mayoría de las veces se ofrecen en forma de gránulos compuestos de elementos inorgánicos recubiertos con algún material poroso como azufre o resinas sintéticas. Con la humedad del riego el agua entra en los gránulos y los disuelve en el suelo alrededor de las raíces del rosal.
Su lixiviación se producirá más rápidamente cuánto más caliente esté el suelo.
El grosor de los gránulos y de esta capa que los recubre sirve para diseñar el período de tiempo en el que son efectivos para alimentar las plantas.
·      Son de fácil y cómoda aplicación.
·      No acondicionan el suelo.
·      Suelen ser más concentrados que los orgánicos y de más rápida actuación.
·      Pueden acumular sales en el suelo.
·      Se ofrecen en distintos formatos, así los hay granulados, líquidos, etc y eso facilita su uso. En concreto son fáciles de usar en rosales cultivados en contenedor en los que se aconseja su uso con aplicacion foliares.
·      Su uso suele ser más económico que los orgánicos.

De qué modo debemos aplicar los fertilizantes: Dependerá en buena medida del producto que estemos utilizando.
Como venimos diciendo su forma de presentación es muy variada y dependiendo también de ella la aplicación se hará de un modo u otro.
En el caso de que usemos abonos inorgánicos deberíamos poner especial cuidado en las cantidades que aportemos para evitar quemar las raíces y contaminar las aguas subterráneas.
Los fertilizantes líquidos, en polvo o gránulos solubles pueden aplicarse disueltos en el agua de riego. Suelen usarse en el cultivo en invernaderos y plantas en cultivadas en contenedor. Hay que evitar en todo momento el contacto de este tipo de fertilizantes con las hojas del rosal.
Los fertilizantes foliares. Se trata en este caso de un abono o fertilizante disuelto en agua y cuya aplicación se hace directamente sobre las hojas del rosal.
·      Cuando hagamos este tipo de aplicaciones es mejor agregar un tensioactivo como jabón suave (1/4 de cucharada en 5 litros de agua) que asegurará una cobertura de las hojas más correcta. 
·      Y tengamos en cuenta que no deberíamos usar utensilios que hayamos utilizado anteriormente para aplicar herbicidas
·      Lo ideal es su aplicación temprano, por la mañana o ya en la tarde ya que en estos momentos los líquidos se absorberán de manera más rápida y no permanecerán sobre las hojas.
·      Pongamos cuidado en aplicar el abono foliar también en el envés de las hojas dónde los poros suelen estar abiertos.
Los abonos granulados inorgánicos
·      Retiraremos la capa de acolchado que cubre el suelo alrededor de las raíces.
·      Habremos regado en profundidad el rosal el día anterior a aplicar los fertilizantes
·      A continuación repartiremos de manera uniforme los ingredientes sobre la zona de suelo que crecen las raíces. Es decir, repartiremos uniformemente alrededor del arbusto, aproximadamente por dónde solemos regar tratando de que no toquen el o los tallos centrales del rosal en el caso de que estemos usando abonos químicos.
·      Remover superficialmente el suelo apenas unos centímetros para no dañar las raíces del rosal.
·      El mismo día o al día siguiente de la aplicación Regar de nuevo en profundidad (al menos 5 litros de agua por rosal) esto ayudará a mover los nutrientes aplicados en superficial hacia las raíces.
Estos dos riegos previenen que las raíces puedan ser quemadas por los productos aplicados.
Recordemos no obstante que aplicar un exceso incluso de elementos positivos se convierte en una práctica negativa. El exceso de fertilizante o las aplicaciones demasiado frecuentes pueden conducir a quemados o amarronamiento de las hojas e incluso a la abrasión de las raíces.
En todo tengamos presente que un crecimiento demasiado exagerado es una atracción irresistible para muchas plagas.
Cual es el momento adecuado para fertilizar?
Éste dependerá de las temperaturas que disfrute nuestro jardín. En climas muy fríos, el inicio del crecimiento se retrasará. En climas más cálidos será más precoz. En todo caso, el inicio del programa de abonado deberá siempre ser posterior a la poda y siempre que haya aparecido ya un claro crecimiento de las hojas.

Programa de nutrientes:
Tras la poda: Aporte de enmiendas y fertilizantes orgánicos.
Dejar pasar unas semanas permitiendo que comience el nuevo crecimiento.
A las tres o cuatro semanas se haber podado y ya con el crecimiento claramente iniciado, con unos centímetros ya crecidos podemos agregar los fertilizantes químicos si decidimos usarlos.
En climas cálidos dónde los rosales siguen floreciendo en otoño e incluso inicios de invierno quizás podríamos aplicar una segunda dosificación en septiembre pero nunca más allá de mediados de otoño ya que, como explicamos arriba en relación al nitrógeno, promovería el crecimiento de brotes nuevos que no tendrían tiempo de madurar y por tanto las helada podrían dañarlos. Además de que no favorecería que los rosales entren cuando se acerca el invierno, en una especie de letargo. Parada vegetativa que siempre les favorece.
Durante los meses del verano, junio, julio, agosto, es preferible bajar mucho la dosis de fertilizantes. Como otros jardineros, yo personalmente, no abono durante estos meses. En todo caso al regar mucho, casi cada día, durante estos meses es inútil el uso de abonos líquidos ya que se expulsan de la zona que rodea las raíces tan pronto como se aplican.
Hay quienes aplican fertilizantes de baja concentración 6-12-6
Durante estos meses prefiero, ya digo, no aportar nada ya que están en una especie de latencia.
La última fertilización no deberíamos hacerla más allá de un mes antes de la primera helada.
Cuando algún elemento necesario como el hierro o el zinc está bloqueados en el suelo o cuando deseamos una respuesta rápida de crecimiento podemos utilizar un fertilizante foliar.
Un caso de urgencia ante un rosal en muy malas condiciones recordemos que los abonos foliares actúan con mayor rapidez.
A partir de otoño no conviene crecimiento así que poco nitrógeno
Asuntos a tener en cuenta:
El compost y el mantillo pueden robar nitrógeno ya que se siguen compostando. Quizás es preciso aumentar el nivel de nitrógeno para compensar esta merma. Por eso es mejor aplicar las capas de antes de la primavera para que en ese tiempo hasta que llega el crecimiento, los microorganismos del suelo hayan tenido tiempo de actuar y hayan puesto “a disposición” de los rosales los nutrientes que precisan justo cuando comienza su actividad de crecimiento.
El suelo en concreto en el que crecen nuestra rosas es determinante para su crecimiento. No es lo mismo un suelo arcilloso que uno arenoso, como no lo es un suelo alcalino o uno con pH bajo. Por tanto, ante lo que parecen indicios de falta de algún nutriente por la presencia de determinadas coloraciones en las hojas del rosal, no parece correcto echar mano rápidamente de un abono. No siempre se trata de una carencia de nutrientes en el suelo sino de un problema del propio suelo al no hacerlo disponible para. Contemplemos por tanto la posibilidad de que algún elemento esté bloqueado y apliquemos las técnicas jardineras para paliar el problema antes de hacer aplicaciones de fertilizantes que no estamos seguros de que el rosal necesite.
El pH ideal para cultivar rosales está entre 6 y 6,5. Es buena cosa tener unas tiritas para medir la acidez. No son difíciles de comprar y tienen un precio más que asequible.
Y un asunto importantísimo que no nos cansaremos de repetir!!! Los fertilizantes son básicamente sales. Jamás deberíamos aplicarlos sin haber regado previamente ya que las raíces corren grave peligro de quemarse. Regar siempre antes y después!!!
Tanto el exceso de agua permanente en el suelo como el déficit redundan en perjuicio de la absorción de nutrientes (ojo que estamos hablando de agua permanente, no del riego que necesario a la hora de aplicar el fertilizante)

Casos especiales de rosales :
·      Los fertilizantes granulados no son adecuados para plantas jóvenes.  Es preferible usar abonos líquidos durante su primera temporada porque pueden quemar las raíces.
·      Los rosales que crecen en contenedor si usamos granulado se arrastran antes de que puedan actuar porque el riego es muy frecuente. Conviene mejor el uso de fertilizantes solubles en agua o líquidos y precisan un mayor número de aplicaciones que los que se cultivan en el suelo ya que estos últimos se lixivian menos.
·      Rosales recién plantados a raíz desnuda. Conviene agregar enmiendas orgánicas en el momento de la plantación y en tanto no han florecido por primera vez es mejor no aplicar fertilizantes químicos. A partir de que han florecido ya podemos hacer aplicaciones normales porque sabremos que sus raíces se han desarrollado suficientemente como para soportar el efecto de los abonos químicos sin que lleguen a quemarse. A partir de la floración podemos comenzar el programa de abonados que decidamos pero es mejor ir con cautela durante su primer año.
·      Rosales miniatura. Son muy sensibles a los fertilizantes. Cuidado con las dosis, si caso la mitad que un arbusto normal. Como en los demás, regar en profundidad antes de su aplicación y dejar escurrir el agua. Retirar el platillo en caso de tenerlo para que el fertilizante no quede acumulado en el platillo y pueda quemar las raíces.
·      De todos modos las variedades cercanas a las especies están mucho mejor adaptadas a crecer en la naturaleza sin el aporte adicional de nutrientes y se conforman con los que hay presentes en el suelo dónde crecen de modo natural o con una mínima cantidad de los abonos que podemos aplicarles.
Ejemplos de estos rosales serían Rosa glauca, los rugosas, algunos rambler...Son variedades que suelen florecer una sola vez. Por el contrario, las demás variedades que florecen más de una vez precisan en su inmensa mayoría el aporte abundante de nutrientes de nuestra parte.
·      Rosales climber o rambler. Debemos tener en cuenta su gran tamaño. Lo lógico sería suministrar el doble de cantidad que para un arbusto. Hablamos, claro, de rosales trepadores ya establecidos que han adquirido ya gran envergadura. no de los recién plantados que pueden ser más pequeños que un arbusto de años.
·      Rosales ya establecidos: Hay quienes recomiendan que tras la poda se incorporen al suelo las enmiendas orgánicas que tengamos pensado. Estaremos al podar en un momento del año en que el suelo comenzará a calentarse y será este calor el que hará descomponerse los materiales orgánicos que hemos incorporado al suelo y a su vez empezarán a estar a disposición de los rosales un poco más adelante, cuando lo precisen. Es decir, serian abonos digamos que de liberación lenta, no tan inmediata como los químicos.
Repetimos que a la hora de la nutrición de los rosales más importante que la cantidad de nutrientes que aportemos, es la capacidad de absorción de los mismos condicionada por las condiciones de nuestro suelo.
Esta se ve afectada por múltiples factores, drenaje, estructura del suelo, acidez, etc.
Como estamos en el momento de la temporada para aplicar ya los fertilizantes y antes de que adquirirlos si es el caso, me gustaría ofrecer la lectura de otros artículos relacionados con la fertilización de los rosales. Quizás saber con algo más de información las diferencias de actuación, precio, concentración...entre un tipo de abono y otro, nos haga plantearnos la posibilidad de probar con fertilizantes nuevos para nosotros y ver qué resultado dan.
Este es mi caso. Este año no abonaré los rosales con fertilizantes químico. Los nutriré exclusivamente con abonos naturales. Es mi primera experiencia y no sé con seguridad los resultados pero soy muy optimista en cuanto a los resultados. 


Como indico más arriba, pongo a vuestra disposición un artículo que seguramente es de interés para algunos de vosotros "Abonos orgánicos para los rosales vs. fertilizantes químicos". Espero sea de vuestro interés.
Quizás también puedan interesarte otros artículos relacionados con el presente:
- Algunos abonos orgánicos y enmiendas que podemos usar con nuestros rosales. Una mirada algo más de cerca sobre estos materiales orgánicos que ayudan a mejorar el suelo y aportan nutrientes.
- La importancia el pH en el suelo para las plantas que requieren suelos ácidos. Aunque es un artículo específico sobre el cultivo de acidófilas (Calas, hortensias, rododendros... las rosas precisan de cierta acidez en el suelo dónde crecen. Puede resultar de interés su lectura. 
- La clorosis ferrica y los auelatos de hierro.  Este artículo puede ser de interés para todo aquel que cultiva sus rosales en suelos con pH alto (alcalinos).
- Cómo rectificar el pH del suelo dónde crecen nuestras plantas. En ocasiones nos veremos obligados a rectificar el suelo de los rosales. Este artículo trata sobre las enmiendas y técnicas que podemos usar para lograrlo.
- Comprobar el tipo de suelo y el pH. En este artículo se propone un método casero para estimar sin exactitud pero con aproximación el tipo de suelo de nuestro jardín. Igualmente hablamos del uso de tiras indicadoras para medir el pH que nos dará un resultado también aproximado del valor de acidez/alcalinidad del que goza nuestro suelo.

Abonos orgánicos para los rosales vs. fertilizantes químicos

El otro día, en el artículo "Fertilizar o abonar nuestros rosales. Nociones generales" hablábamos en general de esta cuestión tan importante para la salud de nuestras plantas.
Quizás es preferible centrarse hoy en los abonos orgánicos o naturales comparando sus características con los abonos químicos y dejar para siguientes artículos el tratamiento de las distintas formas de aplicación de estos abonos y el ver con más detenimiento y de forma individual y concreta algunos de estos fertilizantes como la harina de huesos, el extracto de algas, la harina de pescado, etc… Son muchas los productos, formas de aplicación, momentos, etc y probablemente se haría demasiado extenso este artículo.
Aclaremos términos.

Se produce entre nosotros, los aficionados a la jardinería, una gran confusión en este tema de los fertilizantes. El mercado nos ofrece infinidad de productos que pueden ser espolvoreados, agregados, pulverizados, regados…productos en una gran diversidad de formatos, polvo, pellets, gránulos, líquidos… se nos habla de acondicionadores del suelo, de mantillos, de enmiendas, de nutrientes. Todos ellos son fertilizantes?
Cuando hablamos de fertilizantes estamos refiriéndonos a un material que agregamos al medio próximo dónde crece una plata, que le afectará directamente proporcionándole nutrientes específicos. Nos referimos a productos que garantizan la presencia de los porcentajes de los nutrientes de los que informan en su etiqueta (NPK).
Hay  que aclarar pues que, aunque estos abonos orgánicos sobre los que tratamos en este artículo aportan indudablemente materia orgánica al suelo, no hay que confundirlos con lo que entendemos como “enmiendas del suelo”. El compost, el estiércol bien curado, las hojas trituradas, los recortes del césped, la madera de las podas pasadas por la trituradora…serían ejemplos de enmiendas. El aporte de ellos sería en cantidades muy superiores a las que hacemos de los compuestos orgánicos que estamos tratando hoy.



Las enmiendas. Cuando lo que agregamos al suelo son materiales que mezclados con él favorecen indirectamente el crecimiento de la planta mediante la mejora de la estructura del suelo, su textura, la retención de agua, la actividad microbiana, no estamos hablando exactamente de fertilizantes aunque en su composición, indudablemente, tengan nutrientes.

Los acolchados, mulching, coberturas del suelo…pueden ser materiales orgánicos o inorgánicos que se colocan sobre la superficie del suelo que ayudan en la lucha contra las malas hierbas, favorecen la conservación de la humedad del suelo y, a la larga, en algunos casos, añaden materia orgánica a medida que se descomponen en este suelo (compost, mantillo, estiércol, etc.)
Para ser rigurosos (aunque por comodidad y costumbre no lo somos) deberíamos tener claro que las plantas fabrican sus propios alimentos que son los azúcares e hidratos de carbono mediante la utilización del agua, el dióxido de carbono. En cambio seguimos diciendo que aportamos “alimentos” a las plantas. Al aportar fertilizantes al suelo, estamos añadiendo productos para complementar los que en el suelo suele haber de modo natural y que las plantas utiliarán para fabricar su propio alimento.
Dicho esto, como generalmente hablamos de forma coloquial y tendemos a ser seres de costumbre, seguiremos usando la misma expresión pero es bueno tener claras las cosas. Verdad?  J
Los abonos orgánicos o naturales son sustancias que aplicadas al suelo, modifican su estructura e  incrementan su fertilidad aportando los nutrientes que las plantas precisan. Los hay tanto de origen vegetal como animal. Y su aportación de alimentos de los rosales no es inmediata si no que precisa de la intervención de microorganismos del suelo que son los que los “elaboran” poniendo a disposición del rosal los nutrientes presentes en ellos. Su actuación es por ello de liberación lenta, no inmediata.
Los abonos químicos por el contrario están fabricados por el hombre y se trata de formulaciones o compuestos que proporcionan (generalmente) de una manera inmediata alimento a los rosales y también en mayor proporción en macronutrientes que los abonos orgánicos.
Los rosales distinguen entre los unos y los otros?
Está claro que no. A un rosal le da igual que el nutriente que precisa esté puesto en el suelo en forma de abono orgánico o químico. Pero claro, esto siendo verdad, no es una verdad completa. Veamos el asunto con algo más de detalle.
Veíamos en el artículo anterior sobre fertilizantes que los rosales precisan principalmente de tres macronutrientes, nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). Las proporciones que un abono contiene de estos elementos están indicadas en las etiquetas de los envases y están indicados siempre en el mismo orden.
Lo ideal es proporcionar a los rosales un fertilizante equilibrado, que contenga al menos estos tres macronutrientes y a ser posible algo de los nutrientes secundarios (Calcio, magnesio y azufre). Si tiene además algún micronutriente (o elementos traza) como boro, zinc, hierro, etc Miel sobre hojuelas!! Evidentemente no todas las plantas precisan de las mismas proporciones de cada uno de estos elementos. En concreto para los rosales parece ser que una mezcla equilibrada sería tendría el siguiente porcentaje de macronutrientes NPK 6-12-6. Es decir, 6% de nitrógeno, 12 % de fósforo y 6 % de potasio. Es decir, una proporción entre PNK de 1:2:1
La aportación de todos este alimento necesario para que nuestros rosales crezcan felices podemos hacerlo usando un tipo u otro de fertilizantes, orgánicos o químicos. Cada uno tiene sus ventajas y también sus inconvenientes.
A nosotros, como jardineros, nos corresponde valorar los pros y los contras del uso de ellos y en última instancia decidirnos por usar un tipo u otro. J
El uso de fertilizantes orgánicos sale con ventaja si lo comparamos con los fertilizantes químicos en varios aspectos. Pero para ser justos también deberíamos mencionar algunos aspectos en los que pudiera tener algún inconveniente o desventaja. De esto queremos tratar en este post de hoy.


Modo de actuación: liberación lenta o rápida.
Si tienen una ventaja clara los fertilizantes orgánicos con relación a los químicos es precisamente su modo de actuación. Los abonos orgánicos se liberan lentamente durante un período largo de tiempo, permaneciendo en él más tiempo que los abonos químicos. Pero hay que decir que su efectividad dependen de la actividad previa de los organismos presentes en el suelo que son los que “rompen” las moléculas de estos abonos liberando los nutrientes que contienen y solo entonces, tras la actividad de gusanos, bacterias y microorganismos del suelo, se presentan disponibles para que el rosal los use en su alimentación.
Aportar los abonos en cualquier momento no es eficaz. El suelo debe estar atemperado y húmedo para que los microorganismos actúen sobre estos materiales y hagan su trabajo sobre ellos de modo que pongan a disposición del rosal los nutrientes cuando la planta los precisa. Es por tanto importante hacer las aportaciones de los abonos orgánicos al inicio de la temporada, en el momento de la poda o muy poco después.
Serán mucho más eficaces si sobre ellos ponemos una capa generosa de mantillo o compost, incluso de estiércol bien maduro si no disponemos de compost. Esta capa es el material idóneo para crear bajo ella las condiciones de humedad y calidez adecuadas para facilitar la labor de insectos y microorganismos del suelo.
En todo caso, tengamos en cuenta que cuánto más altas sean las temperaturas más se acelerará la conversión de estos materiales en nutrientes disponibles para los rosales.
Es cierto que para algún jardinero con tendencia a lo “práctico” puede que los abonos orgánicos le parezcan de difícil control comparándolos con los químicos. Y en cierta medida tendrá razón. Los fertilizantes típicos de las bolitas azules sabemos que proporcionarán de modo casi instantáneo los macronutrientes necesarios a nuestros rosales. Son cómodos, la mezcla viene hecha sin que tengamos que preocuparnos en pesar ni en mezclar. Abrimos la bolsa, tomamos un buen puñado y esparcimos por el suelo bien regado previamente. En cuestión de muy poco tiempo los nutrientes estarán a disposición de los rosales.
Por el contrario aquellos que usamos abonos orgánicos debemos ser conscientes de que entre la aplicación de las sustancias y el momento en que los nutrientes están disponibles para los rosales debe pasar un tiempo. Y este tiempo dependerá de variables que son más difíciles de medir de forma exacta o cuando menos son menos controlables. Como dijimos arriba, el suelo debe estar húmedo, atemperado y las temperaturas externas no deben ser demasiado bajas. De lo contrario, los abonos orgánicos no serán “activados” ya que los microorganismos que los ponen a disposición de las plantas no actuarán en estas condiciones.
Pero sí, es cierto, si de lo que se trata es de un aporte rápido y concentrado de macronutrientes, sin duda los abonos orgánicos cumplirían mejor esta función. J
La experiencia de los jardineros que llevan años usando los fertilizantes naturales indica que un buen momento para su aplicación sería tras la poda.
Aprovechado este trabajo, con el suelo alrededor de los rosales retirado el acolchado y limpio de hojas y restos del trabajo de poda sería un momento estupendo agegar este tipo de abonos en su primera aplicación de la temporada (siempre que no se trate de rosales recién plantados y que aún no dieron su primera floración) Un riego en profundidad antes de su aplicación y una vez distribuido alrededor del arbusto los abonos requeriría un trabajo muy somero de la tierra que facilitará que se incorporen con mayor rapidez al suelo. Con un segundo riego y la colocación de la capa de compost encima como acolchado terminaríamos el trabajo de abonado.
Dosis de nutrientes en proporciones altas o bajas.
Los abonos orgánicos actúan lentamente, poniendo a disposición de los rosales los nutrientes en dosis bajas. Siendo por tanto bastante difícil quemar por sobredosis con ellos las raíces.

Pero de otra parte cuentan con otra ventaja adicional y es que no se filtran tan rápidamente hacia la parte inferior de suelo como les ocurre a los químicos permaneciendo a disposición de las raíces durante más tiempo.
La lixiviación puede ser un problema grave cuando usamos fertilizantes químicos, dejando la zona de raíces sin nutrientes en el mejor de los casos y acumulando sales en las zonas profundas del suelo en el peor. No hace falta mencionar también el peligro de contaminación de aguas subterráneas cuando esto ocurre.
Un suelo sano es la primera condición para el cultivo de rosales sanos.
No podemos pretender lograr tener un suelo rico, suelto, aireado, permeable, con estructura adecuada, con una buena retención de humedad y a la vez que drene correctamente evitando encharcamientos, con abundante presencia de lombrices y microorganismos que ayudan a aportar nutrientes a nuestras rosas si sólo aportamos abonos químicos.
Una estructura de suelo saludable y un pH correcto es tan importante como la aplicación de fertilizantes a la hora de prevenir deficiencias nutricionales y a la larga de enfermedades y plagas en las rosas.
El uso de fertilizantes orgánicos mejora la estructura del suelo cosa que no hacen los químicos. Los gusanos y microorganisos beneficiosos precisan de algún tipo de material orgánico para nutrirse y mantenerse sanos y para ello es necesario hacer aportaciones constantes de enmiendas y de abonos orgánicos (o químicos, si es que estamos dispuestos a usarlos).
Los abonos orgánicos no solo nutren los rosales, también nutren el suelo, lo mejoran, aportan materia orgánica y modifican su estructura. Y ello porque en sí mismos constituyen materia orgánica. Sustancias absolutamente necesarias para que el suelo permanezca vivo, lleno de microorganismos que facilitarán que los rosales puedan disponer de los nutrientes presentes en el suelo muchas veces pero en condiciones que no les permiten absorberlos.
El medio ideal  para el cultivo de los rosales es un suelo cuidado, enriquecido y con las enmiendas necesarias. Se trata de un suelo esponjoso, que precisa menos riego porque retiene mejor la humedad; dónde las raíces crecen con facilidad porque es un suelo sin compactaciones. Es un suelo desmenuzable, relativamente oscuro en color, olor a tierra, lleno de microorganismos y lombrices de tierra, un suelo con muchos nutrientes y un pH entre 6,5 y 7,5. Jejeje Este sería el paraíso para crecer casi cualquier planta, no solo los rosales J
Añadir abonos naturales y enmiendas como compost o estiércol bien maduro regularmente hace que nuestro suelo presente una textura esponjosa, con espacios entre sus partículas suficientes para albergar aire y agua de fácil acceso para las raíces.

El aporte puntual y comedido de los abonos químicos no es que sea radicalmente negativo pero pretender cultivar de forma saludable los rosales en un suelo sin nutrir orgánicamente nunca, sin aportarle materia orgánica ni nutrientes para la microfauna… es bastante complicado!! El uso exclusivo y constante de este tipo de fertilizantes provoca que  a la larga se pierda la materia orgánica y que decrezcan los organismos vivos tan importantes para construir un suelo de calidad. En este proceso el suelo va perdiendo su capacidad para retener el agua y al aplicar estos fertilizantes químicos cada vez más cantidad se lixiviará filtrándose a través del suelo hacia las capas profundas dónde las raíces del rosal ya no tendrán acceso a ellos.

Un asunto que no puede esperar y una responsabilidad de todos: la preservación del medio ambiente.
El proceso para la fabricación de los fertilizantes químicos depende del uso de energías no renovables.
Sin embargo no nos engañemos, las normas legales que en cada país hay para distinguir los fertilizantes orgánicos de los químicos son a veces complejas por lo que no siempre se puede estar seguro que cuando adquirimos una mezcla con la etiqueta de “orgánico” realmente podemos estar seguros de que todos sus componentes son orgánicos. Aquellos preparados que son ofrecidas como mezcla de abonos orgánicos con porcentajes NPK superiores a 15 podrían ser sospechosas de contener en su composición productos que no son orgánicos ya que sabemos que los fertilizantes naturales rara vez ofrecen porcentajes altos de macronutrientes.
Un abono es equilibrado si cuenta con la proporción de nutrientes que los rosales precisan.
En sí mismos y por separado muchos de los fertilizantes orgánicos a nivel de nutrición no son equilibrados. Expliquemos esto. Es decir, sus aportaciones de los tres macronutrientes, Nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (N) son de lo más variables y a veces descompensadas como constituir de ellos de forma única un abono completo que sacie las necesidades nutricionales totales de los rosales. De hecho los preparados orgánicos a la venta son mezcla de varios de estos materiales precisamente para que “el conjunto” contenga proporciones de los tres elementos.
En este sentido, indudablemente, los abonos orgánicos no presentan la facilidad y rapidez de manipulación que tiene los productos químicos cuyas mezclan vienen ya preparadas listas para su uso.
A pesar de ello, podemos conformar nosotros mismos un “abono más equilibrado y específico” sumando la acción de varios fertilizantes naturales elaborando “recetas” que le den a nuestros rosales lo que consideramos que precisan en cada momento y logrando preparados bastante equilibrados que cuenten con todos los nutrientes necesarios.
Y lo que es una desventaja en principio puede convertirse en lo contrario si pensamos que en cada momento de la temporada, en los que los rosales van precisando más de unos macronutrientes (también de nutrientes secundarios y elementos traza) que de otros, tener la posibilidad de aportar al suelo aquella sustancia que en un momento dado sabemos que precisará la planta a la larga es un sistema de abonado mucho más específico y adaptado a las necesidades de nuestros rosales.
En el siguiente artículo podemos ver qué elemento nutricional aporta en mayor proporción algunos de estos abonos orgánicos y comprobaremos como con la suma de varios podemos lograr formulas bastante compensadas.
Un asunto que no carece de importancia: el económico.
Como todo, esto también es relativo porque si bien es verdad que los abonos orgánicos son bastante más caros que los químicos también deberíamos pensar que éstos permanecen mucho más tiempo en el suelo liberando sus nutrientes y que a la larga nos ahorran problemas de salud si comparamos con un uso exclusivo de abonos químicos.
Este uso exclusivo de fertilizantes químicos conlleva una serie de problemas de salud del suelo y de las plantas cuya resolución pasa por la aplicación de ciertas técnicas jardineras y aportaciones de otros productos que no son precisamente gratis o al menos llevan tiempo y trabajo realizarlos. Esto también hay que valorarlo en favor de los abonos naturales.
En otros países llevan años usando estos productos y su conocimiento está mucho más extendido que en nuestro país. Sin duda España, desgraciadamente, no es un país donde el uso de fertilizantes naturales sea generalizado. Ello hace que al no haber una demanda excesiva tampoco haya una oferta de parte de viveros y establecimientos del ramo dónde sea fácil su adquisición. Y cuando están a la venta tienen a veces precios prohibitivos.
En esto, como en otros aspecto de la jardinería, imagino que el tiempo, la información creciente que vamos teniendo los jardineros, nuestra concienciación con relación al medio ambiente y la necesidad de preservar la naturaleza…hará que nuestras prácticas vayan cambiando y ello a su vez producirá un cambio en la oferta que los establecimientos pondrán a nuestra disposición. Soy optimista en este sentido y creo que en la medida en que la demanda vaya incrementándose, también habrá más competencia entre los vendedores lo que redundará en beneficio del precio que deberemos pagar por ellos y la facilidad para su adquisición.
No obstante decir que algunas enmiendas y abonos orgánicos, igual que algunas variedades de plantas que no las encontramos aquí en España, están disponibles en páginas web especializadas y aunque es cierto que hay que pagar algunos euros en portes, si pedimos cantidades que no nos obligue a hacer pedidos frecuentes, no sale excesivamente caro.
Incluso pienso que sería buena idea intentar ponernos de acuerdo varios jardineros para hacer pedidos conjuntos que abarataran los portes. Yo estoy estaría encantada de ponerme de acuerdo con algunos de vosotros cuando tenga que hacer un pedido de alguno de ellos.
Ya no solo por el bien que hacemos a la naturaleza al reciclar la materia orgánica, si no por nuestro propio bolsillo, deberíamos concienciarnos de las bondades de hacer nuestro propio compost.
En el otro artículo comenté el hecho de que esta temporada pasada he logrado obtener un metro cúbico muy largo de un maravilloso compost que me ha dado de sobra para acolchar todos los rosales y aún tengo para algunos bancales de mi pequeño huerto. Y ya tengo lista la otra compostera en la que probablemente para otoño tenga una cantidad semejante.
Esta primavera/verano trataré de reunir los materiales precisos para poder “producir” dos composteras completas cada año.
Es cuestión de estar un poco al tanto. Césped de los jardines de vecinos que no lo usan; serrín de aserraderos si tenemos seguridad de que no son maderas tratadas; los restos de nuestras propias podas pasadas por la trituradora; los posos del café que podemos pedir que nos reserven en bares o cafeterías (yo lo hago y no os imagináis la de bolsas que te dan!!); la adquisición de una bala de paja que nos pueda cobrar gente que se dedica a cuidar ganado los que vivimos en el mundo rural y nos resulta fácil dirigirnos a ellos; pedir los restos de la fruta y verdura estropeada en los puestos de verdulería del mercado; los restos de nuestra propia huerta cuando la desmontamos al finalizar la estación; el cartón y papel sin tinta que usamos nosotros o nos den amigos y familiares; la ceniza de nuestra propia chimenea (o una vez más la de amigos y vecinos. Qué majos ellos!! :P   ); el estiércol que gustosamente y sin cobrarte a veces nada te permiten coger los lugares de cuidado de caballos; un paseíto por el bosque con algunas bolsas de jardín en la mano para recoger hojas secas en otoño además de hacer algo de ejercicio nos posibilita traernos un buen material para nuestras composteras :P; incluso los jerséis viejos de pura lana troceados previamente, claro…
En fin, sí, está claro que hacerse de un modo gratuito con cierta cantidad de algunos materiales orgánicos para hacer el compost es algo que requiere algo más de trabajo que ir a una gran superficie y comprar unas bolsas de fertilizante de bolitas azules. Sin duda!! Pero no siempre lo más cómodo es lo mejor para el medio ambiente y para la salud de nuestras plantas.
Dejemos constancia aquí también de un grave problema que a todos nos afecta: la contaminación de las aguas y del aire con emisiones de nitratos que a su vez puede perjudicar la vida del hombre y la de los animales y la del medio acuático. Mucho tiene que ver con el uso masivo de los fertilizantes químicos!!
No hay duda de que las emisiones de la atmósfera de nitratos es superior con creces de parte de los abonos químicos. Para la elaboración de los orgánicos se reciclan materiales orgánicos y por tanto son mucho menos contaminantes para el medio ambiente siendo su impacto mucho menor que el de los químicos salvo que se utilicen en cantidades muy masivas y concentradas.
Los abonos orgánicos por muy beneficiosos que sean para el suelo no son inocuos.
Queremos por último, advertir sobre un hecho que quizás es obvio pero que en ocasiones pudiera no caerse en la cuenta de él. Estas sustancias son naturales, estupendas para nuestro suelo y beneficiarán enormemente a nuestras rosas pero no por ello debemos descuidar nuestra propia salud y seguridad a la hora de su manipulación.
Su manejo precisa del uso de guantes y mejor aún con mascarilla, y al igual que cualquier otra sustancia no conviene inhalarlas, ingerirlas o mantenerlas al lado de niños y mascotas.

Más no siempre es mejor!!
También, al igual que como con cualquier otro producto, conviene siempre leer muy bien las instrucciones del fabricante y ceñirse a las dosificaciones que indiquen en sus etiquetas.
Por último, aconsejar que antes de cualquier aplicación de estos productos, sean orgánicos o químicos, deberíamos saber, aunque no contemos con un análisis profesional de nuestro suelo, al menos sí qué tipo de suelo tenemos en nuestro jardín y por supuesto medir su pH. Esta información es imprescindible para tener al menos una idea de en qué "dirección" debemos hacer las rectificaciones o aportaciones a nuestros suelos. El tipo de suelo y su acidez o alcalinidad determinarán sus necesidades en buena medida.
Me gustaría tratar en próximos artículos de manera algo más detallada las características de algunos de estos abonos orgánicos, sus aportaciones en lo que hace a porcentaje de nutrientes concretos, los modos y momentos de aplicación que parece que convienen más, incluso alguna “receta” con cantidades de las que resulta una mezcla bastante equilibrada de nutrientes. Espero que este tema siga siendo de vuestro interés y os invito a leer los próximos post en preparación.
De nuevo muchísimas gracias por vuestras visitas a este blog, por los muchísimos correos con palabras amables que recibo, por las consultas que en ellos me hacéis a pesar de que para responder algunas no estoy en disposición del tiempo que requerirían,…porque eso en definitiva es lo que le da sentido a un blog, saber que tras tus líneas hay lectores a los que le interesa lo que escribes.
Un saludo amigos y feliz fin de semana!!

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