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Polinización, fecundación y cuajado del fruto en los árboles frutales

Como os decía el otro día tengo pensado plantar una serie de frutales en mi jardín. Comer fruta fresca que has cultivado tú misma es una delicia pero debo de reconocer también que la introducción de estas plantaciones constituyen un reto que estoy deseosa de afrontar. Siempre está bien recibir novedades en nuestro jardín. Verdad? Nuevas plantaciones que nos obliguen a aprender, a descubrir y en definitiva a seguir aprendiendo a ser jardinero...
Me ilusiona muchísimo la idea de acercarme a este tipo de plantaciones sobre las que hasta ahora nada sabía. Estoy haciendo con los frutales lo que suelo hacer cuando tengo pensado con antelación una nueva plantación cuyas necesidades y funcionamiento no conozco: Informarme para que los nuevos inquilinos cuando lleguen se sienta felices en mi jardín jajaja!! :-P
Ponerme a leer libros, consultar páginas web, dar la murga a los amigos con mil preguntas, agotar a los pacientes y generosos participantes de Foros especializados con las mil cuestiones que se me plantean...visitar viveros, hacer pedidos en la web jajaja Qué trajín tan motivador!! Es algo que me entusiasma porque generalmente cuando nos asomamos a una nueva ventana, y los frutales lo son para mí, lo que descubrimos al abrirla nos sorprende, nos asombra y constata por enésima vez cuan maravillosa es la naturaleza!! :)
Estas últimas semanas de comenzar a zambullirme en estos temas me han llevado a la conclusión de que es todo un mundo esto de los frutales. Afortunadamente estoy contando, como siempre, con un gran apoyo en mi aprendizaje. La de compañeros foreros con gran experiencia y sabiduría sobre este tema, gente como J.Nadal, Jose-Albacete (pobre mío, lo tengo achicharrado a preguntas jajajaja), Vindio, Txulem, gongonan (perdonad si me falta alguno :) De nuevo debo dar mil gracias por la ayuda que ofrecen generosamente, por la gran cantidad de información que transmiten en cada consulta y porque en definitiva hacen posible y facilitan que gente como yo, me pueda acercar a un mundo totalmente desconocido para mí sabiendo que cometeré errores pero que siempre habrá alguien que me eche una mano para enmendarlos. Desde aquí, gracias, amigos!!! ;)
Con vosotros quiero compartir hoy las cosas que voy descubriendo. Seguramente no serán nuevas para la mayoría de vosotros pero también sé, que como yo, habrá lectores que les parezca lo interesante que me parece a mí artículos como el de hoy en el que me gustaría trasladar aquí lo que voy aprendiendo sobre la polinización, fertilización y cuajado de frutos, y como los que tengo pensado ir colgando sobre distintos aspecto del cultivo, poda, etc, de los árboles frutales más comunes en nuestros huertos y jardines.
El camino que transcurre desde que se forman  las yemas de flor en un árbol frutal hasta que se puede recolectar sus frutos puede ser muy azaroso. Este camino se recorre con éxito y el árbol puede producir una abundante cosecha de calidad únicamente si cada estadio, cada proceso, puede producirse en el momento preciso y de la forma adecuada. Únicamente así se producirán sabrosos frutos.
Imagen de Wikipedia

Una exhibición floral como ésta, llena de belleza y poesía, la de un frutal cuajado de flores no es la garantía de que dentro de unos meses podamos recolectar sus dulces frutos (almendras en este caso). Para que ocurra tendrán que confluir una serie de condiciones, unas dependientes de las propias flores, pero otras de insectos, de temperaturas, de humedad, de heladas, de coincidencias en el tiempo de determinados acontecimientos, incluso del viento...
En general y salvo casos concretos las flores deberán ser polinizadas, tras ello (salvo excepciones) tendrá que producirse la fecundación de los óvulos que en la mayoría de los casos se transforman en semilla con el consiguiente aumento del grosor de los carpelos para proteger la semilla en su interior y cuyo final del proceso es el fruto maduro. Toda una odisea!!
En el artículo de hoy describiremos exclusivamente el proceso que va desde la floración a la fructificación y dejaremos para próximas entradas el acercarnos a los distintos factores que intervienen en todo este proceso y que pueden hacerlo más o menos exitoso.
Empecemos por la floración. La mayoría de frutales que solemos ver en nuestros huertos pertenecen a la familia de las rosáceas (manzanos, cerezos, perales...) Estos frutales tienen flores perfectas (Las que en la misa flor tienen órganos femeninos y masculinos).
Imagen de Wikipedia




En el momento de la floración, al abrirse los pétalos, la parte femenina emite el óvulo y a la espera de que se produzca la polinización va preparándolo en el saco embrionario que se encuentra en su interior; en paralelo el estigma se torna receptivo emitiendo un líquido pegajoso, que facilitará la adherencia de los granos de polen cuando lleguen a él. En los órganos masculinos, los filamentos se hacen más largos y sus extremos, los estambres, liberan gránulos de polen (que contienen los gametos masculinos) guardados hasta ese momento en su interior.
La maduración de las dos partes de la flor, masculina y femenina, no necesariamente se produce en el mismo momento. La polinización consiste en el transporte del grano de polen desde las anteras al estigma de la flor durante la floración.
Este proceso permite que polen y óvulo entren en contacto fertilizándose éste último y transformándose en semilla. 
Este transporte del polen puede realizarse desde una flor a otra (del mismo árbol o de otro diferente) o a la misma flor que emite el polen.
Cuando el polen (componente masculina) y el pistilo (componente femenina) pertenecen a la misma flor se dice que se trata de una polinización autógama.
Por el contrario, si polen y pistilos pertenecen a flores diferentes, sean del mismo árbol o de distinto árbol, se conoce como polinización alógama.
En el caso de los frutales más comunes, es mucho más frecuente que los óvulos de las flores de un frutal sean fecundados por el polen que proviene de otros frutales.
En la mayoría de frutales habituales en nuestras huertas, la polinización es imprescindible para que sea posible el cuajado, crecimiento y maduración de los frutos.
No obstante existe alguna excepción, son los frutales partenoárpicos: frutales que pueden formar fruto sin que se produzca la fecundación de los óvulos. Estos frutales producirán frutos sin semillas. Sería el caso de algunos variedades de cítricos, de la higuera y de alguna variedad de uva. En ellos puede formarse los frutos sin que se produzca previamente polinización y fecundación. Este tipo de fructificación sin polinización se llama partenocárpica.
No ahondaremos en otros tipos de polinización "intermedia" pero sí mencionaremos la partenocarpia estimulativa que sería la formación de frutos en los que sí existe la polinización pero sin que haya fecundación y la estenospermocarpia  que permite la formación de frutos con semillas parcialmente desarrolladas. En este caso ha habido una fecundación inicial pero se ha producido un aborto de los embriones tras ella y el fruto que se desarrolla contiene unos "rudimentos" de semillas sin formar.



Bien, una vez mencionadas estas pocas excepciones, sigamos con el proceso de la polinización. 
El traslado del polen: Agentes polinizadores
Decíamos que el grano de polen llega desde las anteras al extremo del pistilo, el estigma y que este transporte no siempre se produce dentro de la misma flor. Cuando el polen se transporta de una flor a otra (polinización alógama) necesitamos un transportista!! jejeje :) No hay problema, la Naturaleza lo tiene todo previsto!!
La evolución de las plantas ha posibilitado que éstas puedan llegar a tener flores con caracteres que permite la atracción del agente polinizador o que contribuyen a la efectividad del proceso. A estas características, producto de la evolución, se le llama "Síndrome floral". 
Este comportamiento de las plantas, cuya finalidad es la polinización, les permite producir floraciones con los unos colores, formas, momentos de apertura e incluso peso, cantidad y tamaño adaptados totalmente al agente por el que es polinizado.
Dependiendo del agente que trasporte el polen la polinización que se lleva a cabo recibirá un nombre u otro. 
Dos son los agentes polinizadores más frecuentes: el viento (polinización anemófila) y los insectos (polinización entomófila).
Así, vemos que frecuentemente las plantas con polinización anemófila (en las que el agente polinizador es el viento) poseen flores poco llamativas. No las necesitan!! Son más bien, para ser efectivas, flores pequeñas y de poco peso, Producen grandes cantidades de polen con granos muy pequeños y poco pesados para ser más fácilmente transportados en el aire. Ejemplos de esta polinización anemófila sería el avellano y el castaño.
La mayoría de frutales habituales en nuestros huertos presentan otro tipo de polinización en la que no suele intervenir el viento, sino los insectos. Es la llamada polinización entomófila. 
Habitualmente poseen flores llamativas con polen y néctar no siempre en las mismas cantidades. Muchas veces poseen guías de néctar ultravioleta (no visibles para nosotros) que indican dónde se halla a los insectos. Suelen ser de colores llamativos, amarillas, azules..y presentan formas vistosas.
Sus granos de polen son mucho más pesados que en las anemófilas y por tanto de difícil transporte a través del viento. En cambio les permite que se adhiera al cuerpo y patas de los insectos y ser así transportadas a otra flor en el vuelo del animal.
Tiene flores con néctar para atraer a los insectos y este nectar contiene gran cantidad de azúcar que lo hace sumamente goloso para las abejas.
La mayoría de las plantas con flores y en concreto los frutales son polinizados por las abejas de ahí que debamos ser conscientes de la importancia que tiene no aplicar prácticas en jardinería que dañen su población.
Desde aquí, no nos cansaremos de insistir en la importancia de tomar conciencia del gran peligro en el que se halla la supervivencia de estos insectos y de las catastróficas consecuencias que tendría para los humanos y para el planeta, su desaparición.
El uso de insecticidas, herbicidas, los monocultivos, eliminación de setos como divisiones entre parcelas, la agricultura intensiva y otras prácticas agrícolas invasivas,  desequilibran los ecosistemas y en definitiva llegan a poner en peligro las poblaciones de un insecto tan imprescindible para nosotros como son las abejas.


Os invitaría a que la próxima vez que llenemos nuestras mochilas pensemos si realmente es imprescindible aplicar estos productos químicos en nuestro jardín, en lo que estamos provocando con su aplicación y en las consecuencias catastróficas en las que estamos contribuyendo.
Nuestras rosas, por ejemplo, pueden vivir con algo de pulgón... el planeta no podrá vivir sin abejas y por tanto tampoco nosotros!! :) 
Perdonadme la extensión y énfasis de esta llamada de atención pero no quiero desaprovechar la posibilidad de difusión que da un blog para ayudar a difundir la necesidad de tomar concienciar de la responsabilidad que todos tenemos en cuidar del medio ambiente y evitar cualquier práctica que pueda dañarlo si puede evitarse aplicando otras técnicas no agresivas.
Sigamos! :D Es tan maravilloso el proceso de adaptación que por ejemplo, en las plantas con polinización psicofílica (en las que el agente polinizador son las mariposas) que las flores suelen ser tubulares, erectas, alargadas... adaptadas en definitiva a la morfología de las mariposas con larga lengua que les permite llegar hasta el néctar ubicado normalmente en la parte profunda del tubo floral. Qué maravilloso. Verdad!!! :)


La fecundación. Bien, habíamos dejado el grano de polen justo sobre el estigma. 
El siguiente paso será la germinación de este grano de polen favorecido por el líquido que segrega el estigma. El grano de polen depositado el estigma, desarrolla a través del estilo una especie de tubo fino, alargado y hueco que lo atraviesa y que a modo de "pipeta" de laboratorio constituye un canal a través del cual los gametos masculinos del grano de polen podrán llegar al saco embrionario dónde está ubicado el óvulo . Cuando descarga su contenido comienza su fusión entre el óvulo y éste queda fecundado!!
Cuando se trata de frutos con varias semillas como peras o manzanas, se precisará que cada óvulo sea fertilizado por varios granos de polen.
Imagen de Wikipedia


La fructificación. A partir de la fertilización del óvulo, el ovario comienza a proteger la o las semillas recién formadas en su interior. Sus pareces comienzan a engrosar formando lo que luego en el fruto se denominará pericarpio. 
Comienzo de esta transformación de ovario a fruto es lo que comunmente se llama "cuajado del fruto". 
Los frutos pueden comenzar a engrosar pero por diversos motivos que trataremos en otros artículos es posible que no prosperen, que aborten y que sencillamente caigan no llegando a formar el fruto final.
Si todo el proceso continúa de forma adecuada, el crecimiento progresivo de esta pared del óvulo dará lugar finalmente al fruto conservándose en él algunas de las partes de la flor, como lo hace muy frecuentemente el cáliz o el estilo.
Imagen de http://www.biomedcentral.com/1471-2229/8/16

En función de la morfología de la flor y de su gineceo, el fruto resultante será de un tipo u otro. La variedad es increíble, desde frutos simples (procedentes de flores con un solo pistilo) como las naranjas, el melón, la manzana), frutos agregados (como las fresas), frutos múltiples procedentes no de una flor si no de una inflorescencia como por ejemplo las moras.
En el caso de los frutales más habituales de nuestros huertos, y que producen la mayoría frutos simples, sus paredes se tornan carnosas llamándose en este caso al fruto simple,  drupas, como son las cerezas, melocotones, nectarinas o el olivo (frutos con hueso); hesperidios (como los cítricos) o pomos (como la manaza o la pera (frutales con semillas).
Imagen de Wikipedia



Imagen de Wikipedia
También aquí la Naturaleza "programa" todo para que el ciclo vuelva a repetirse. Los frutos tienen una función de protección de las semillas. No en vano son su "garantía" para la perpetuación de la especie pero estas semillas deberán brotar suficientemente alejadas de la planta madre y entre ellas mismas como para no representar una competencia que impidera su desarrollo, de manera que el frutal además debe desarrollar de nuevo, igual que lo hizo con la flor, estrategias para la diseminación de estas semillas que guarda en su interior.
Y cada uno de ellos tiene sus propias "armas", desde presentarse atrayentes con su dulce y apetitoso sabor a los animales que las ingieren y que luego con sus deposiciones las diseminan, a presentar morfologías que facilitan su transporte con el viento, etc. 
Como vemos, el camino que se ha recorrido es largo desde que se produce la floración hasta que el fruto está maduro pero además de largo, como decíamos al comienzo de este artículo, puede presentarse muy azaroso. En esta entrada hemos descrito los pasos pero no hemos mencionado qué factores pueden intervenir positiva o negativamente en la fructificación. La existencia o no de polinizadores, las variedades, las heladas tardías, la nutrición correcta del frutal, la poda adecuada, la proximidad de otro frutal compatible para polinizarlo, la lluvia, el viento, el momento concreto en que madura la parte femenina y masculina de la flor, que el polen del frutal próximo sea o no compatible..,son tantas las cosas que pueden ayudar, entorpecer e incluso impedir que todo llegue a buen puerto!!!
De momento lo dejamos aquí ;)


NOTAS: Invito, por lo interesante, a la lectura de una nota técnica de la Unidad Científica de Greenpeace, revisada en 2013 "El declive de las abejas. Peligros para los polinizadores y la agricultura de Europa"

Árboles frutales.Consideraciones para seleccionar las especies y variedades más adecuadas para nuestro jardín

Desde el primer día que comencé a diseñar mi jardín pensé  en introducir en el huerto algún árbol frutal. Cuando planifiqué el huerto lo hice con la idea de que no fuera una zona perfectamente acotada si no que los límites entre el huerto y el jardín quedaran un tanto difusos. Me gustaba la idea de que en él creciera algún rosal y otros arbustos y a la vez, que hubiera algún frutal más allá de la zona que era propiamente huerto.
Imagen de Wikipedia
Como he comentado alguna vez en mi jardín había al menos tres árboles que estaba decidida a eliminar pero que el tamaño de los mismos hacía que se tuviera que buscar el momento adecuado para estos trabajos tan costosos. 
La temporada pasada podría ya haber plantado algún frutal pero preferí eliminar ates estos árboles que menciono para planificar en detalle este tema y durante estos meses leer e informarme sobre estos asuntos de frutales sobre los que reconozco no tenía hasta ahora los más mínimos rudimentos que me dieran algo de seguridad a la hora de elegir las especies de frutales que sería conveniente cultivar en él y las variedades concretas más adecuadas.
La semana pasada por fin los eliminé. Reconozco que cierta pena me ha dado pero las cosas como son, eran árboles constantemente enfermos, mal podados o mejor, jamás podados, de modo que estaban abigarrados y ello impedía una correcta ventilación y en concreto el albaricoquero, además de estos problemas tenía otro que tarde o temprano les llega a todos: la edad. Este último año no dio ni un solo albaricoque sano, las hojas ya brotaban enfermas y presentaba graves problemas de gomosis.



El clima. Evidentemente este es el factor más determinante a la hora de poder cultivar o no un frutal en nuestro jardín. Al igual que ver un arbusto cultivado en muchos jardines cercanos al nuestro es el mejor indicador de que es una zona propicia para su cultivo, ver ciertas especies o variedades de frutales también nos dará buenas pistas sobre qué frutales son los más convenientes.
No obstante tampoco es obligatorio ceñirse a los cultivos que veamos, simplemente conviene informarse bien sobre las necesidades de las especies que no veamos en las proximidades de nuestro jardín.
Que el jardín tenga un clima en el que se produzcan frecuentemente heladas en invierno impide el cultivo al aire libre de ciertos frutales como los cítricos y que requerirían de protección invernal para que pudieran seguir viviendo. 
Estoy decidida a tener un limonero. Me entusiasma la idea de tener uno de los que llaman "luneros". Soy bastante cocinera y poder echar mano de los propios limones de mi huerto a la hora de cocinar es una idea que me encanta. Así que tendré que estar dispuesta a cultivarlo en contenedor de manera que sea posible su traslado al garaje durante los meses invernales si quiero que sobreviva.
De todos modos no conviene plantar frutales que no aguanten las temperaturas invernales de nuestro jardín si éste es muy frío.
Si las bajas temperaturas son una desventaja para el cultivo de ciertos frutales, el frío del que gozamos en jardines ubicados como el mío en el interior de la Península, nos da ventajas a la hora del cultivo de otros. Muchas especies precisan para fructificar que durante el invierno haga frío para que sus yemas puedan llegar a madurar. 
Cada frutal precisa un tiempo de permanencia a 7º centígrados (o menos) durante el tiempo que está en parada vegetativa. Es lo que se llama "horas de frío".
Expliquemos un poco este concepto. Cuando llega el otoño, los días se acortan y las temperaturas bajan, estos dos factores provoca que los frutales caducifolios pierden sus hojas y entren en lo que llamamos "parada vegetativa". A partir de ese momento digamos que es como si el frutal fuera "acumulando" horas de frío durante el invierno.  Cada especie está programada genéticamente para que una vez ha acumulado la cantidad de horas de frío que precisa vuelva a entrar en actividad. Este proceso de llama "vernalización". El número de horas de frío que cada frutal precisa para que sus yemas florales se abran es variable según la especie y la variedad. 
Así, cualquier cambio en el tiempo puede afectar la fructificación de la siguiente temporada. Por ejemplo, los años en que el frío se retrasa, también se retrasa la brotación puesto que el frutal tiene menos tiempo para llegar a acumular las horas de frío que precisa para salir de letargo.
Lo mismo ocurre cuando disfrutamos de inviernos inusualmente poco fríos que provocan el retraso en la entrada en parada vegetativa y provocando que el frutal emplee en este tiempo que permanece en actividad vegetativa una energía que luego no tendrá para la floración y cuajado de los frutos.
Entendemos pues que si cultivamos un frutal en una zona con un clima que no permite que el árbol esté por debajo de 7º el tiempo que precisa se producirá un retraso en el momento en que las yemas broten incluso se puede producir la caída de las yemas vegetativa. Al retrasarse el momento en que la savia vuelve a funcionar en el árbol se produce también un retraso en la floración y prolongándose ésta más allá de lo aconsejable. En estos casos la floración será menos abundante.
El árbol ha gastado demasiados nutrientes en el tiempo de permanencia en actividad antes de entrar en reposo y algunos frutos que llegan a cuajar caen prematuramente por falta precisamente de la energía y nutrientes precisos para que crezcan.
Vemos así cuan importante es que el clima de nuestro jardín proporcione las horas de frío que el frutal que queremos cultivar precisa. Los datos de las horas de frío que se producen en la zona geográfica dónde se ubica nuestro jardín se pueden encontrar en las estaciones meteorológicas y en general no es un dato difícil de obtener consultando páginas web especializadas.  
Para dar una idea aproximada podemos ver en la siguiente imagen las necesidades de horas de frío de algunas de las especies más comunes en nuestros huertos.

Imagen del Departamento de Agricultura y Alimentación de Aragón
Dentro del clima, otro datos que deberíamos considerar es en qué momento se produce la floración del frutal y el comienzo del cuajado de los frutos  y que estos dos momentos no coincidan con las heladas de nuestro clima es algo que debemos tener muy en cuenta a la hora de hacer la elección si no queremos que si esto ocurre no haya producción de  fruta esa temporada ya que las flores caen al suelo cuando hiela en plena floración.
Las heladas tardías hicieron que le año pasado no pudiera recoger prácticamente almendras. Se abrieron poquísimas flores y las que se abrían duraban un suspiro en el árbol.
Si estas heladas tardías se producen con cierta frecuencia en nuestro jardín deberíamos elegir en la media de lo posible especies y variedades de floración algo tardía para evitar los daños.
Los frutales en general precisan estar a pleno sol para fructificar bien. La orientación del sitio de cultivo es por ello muy importante a la hora de decidir si ese espacio es o  no adecuado para nuestro frutal. Un árbol que crece en sombra no crecerá ni sano ni producirá las cosechas que esperamos.
Al igual que decíamos en los aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir un árbol en general para el jardín, pasa igual con los frutales, que proyectan sombra. Si vamos a ubicarlo en el huerto deberíamos tener presente esta sombra que proyectará con el tiempo sobre el resto de cultivos del huerto. Si precisan de mucho sol esta sombra les afectará negativamente,.
Las características del suelo de nuestro jardín dónde se han de desarrollar las raíces debe ser apto para el frutal elegido. No todos tienen las mismas necesidades. Algunos requieren de suelos más o menos alcalinos, otros son más delicados en cuanto al encharcamiento en sus raíces, los hay que no crecen bien en suelos arcillosos o demasiado húmedos...por ello asegurarnos de proporcionar el suelo adecuado o de elegir la especie o variedad que se adapta al suelo de nuestro jardín nos evitará problemas en el cultivo del frutal.
El tamaño de las raíces de algunos frutales son bastante poderosas y no debemos olvidar que los cultivos próximos podrían verse afectados por el agua que del sustrato circundante tomará el frutal para su propio consumo en detrimento de los demás cultivos pudiendo por ello constituirse en una poderosa competencia en sus necesidades nutricionales e hídricas.
El tamaño que el árbol adulto alcazará tampoco será un aspecto que olvidemos. Sepamos que la inmensa mayoría de frutales que cultivamos están injertados en un portainjertos. Según de qué tipo sea éste el frutal adquirirá un tamaño u otro. Del portainjertos depende por tanto el vigor que tenga el frutal en buena medida. 
Si no disponemos del suficiente espacio para cultivar un frutal determinado, será mejor elegir otra especie u otra variedad o plantearse cultivar el frutal injertado en patrones enanizantes que impiden que el frutal llegue a desarrollar su parte aérea con unas dimensiones muy inferiores a los normales de la especie.
Si esta es nuestra opción es imprescindible asegurarnos que el frutal adquirido está injertado en portainjertos como M9 u otro semejante. Para tener garantías lo mejor es que hagamos nuestras compras en viveros de confianza llevado por profesionales especializados que nos aconsejarán con seriedad y garantía.

Imagen de Univiveros
En definitiva, decidirnos por un frutal u otro o por unas determinadas variedades son asuntos de importancia. Ni es fácil ni es barato cambiar de ubicación el frutal una vez plantado o cambiarlo por otra variedad al ver que nos hemos equivocado. Son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de elegir una u otra variedad por eso, lo mejor es consultar siempre con amigos que entiendan del tema, con vecinos que tengan en su huerto las variedades que elegimos, meternos en foros especializados dónde siempre encontraremos gente altruista y generosa que nos ofrecerán su inestimable ayuda y evitarán que nos equivoquemos.
Terminamos con un último aspecto pero que es de los más importantes: La polinización.
Algunos frutales pueden fructificar sin tener otro frutal de la misma especie cerca. Son los llamados autofértiles o autocompatibles y a los que les basta su propio polen para llegar a obtener frutos. Pueden crecer en solitario. Pero muchas de las variedades de frutales caducifolios precisan lo que se llama un "polinizador", es decir, un individuo de distinta variedad para que, con su polen, sus flores puedan ser polinizadas y finalmente fructificar ya que el propio polen no es compatible para sus flores y el árbol no llega a fructificar.
Sepamos que de lo contrario, si ponemos un frutal autoincompatible cerca del cual no crece otro que sea compatible no llegaremos a cosechar fruta alguna porque sus flores no podrán ser polinizadas y por tanto no se llegará a formar el fruto.
Trataremos en siguientes artículos el tema de los frutales autofértiles y de los que precisan polinizador con algo más de detalle.
Y una vez hecha la elección llega el momento de adquirir los frutales. Dónde? . 
Debo decir que me ha resultado absolutamente imposible encontrar los frutales que me estoy planteando en los viveros dedicados a jardinería que son los que normalmente frecuento. Los frutales que he encontrado en ellos carecían de un etiquetado que permitiera conocer ni patrones en los que estaban injertados, ni si tenían certificados fitosanitarios y en algunos casos ni siquiera especificaba la variedad.
La oferta que he encontrado ha sido tan desoladora que cansada ya de preguntar y de hacer visitas a un montón de ellos finalmente he tenido que dirigirme a viveros especializados en la venta a raíz des nuda de frutales aconsejada por miembros de foros especializados y que son grandes conocedores de la materia. Agradezco desde aquí a J.L. Nadal su gran ayuda en este sentido. 
En ellos he encontrado el personal que me ha asesorado con seriedad y amabilidad y para mi tranquilidad he comprobado la gran oferta que tenían para cubrir necesidad que yo pudiera tener en este sentido. Desde portainjertos de distinto tipo, a arbolitos de un año sin ramificar y  a los que se puede formar con la cruz suficientemente alta como para pasar por debajo de ellos. Deseo plantar un cerezo que se haya bastante grande cerca del pozo pero si las ramas salen desde demasiado abajo cortarían un poco la entrada al camino del huerto. Por razones prácticas y estéticas preciso que este cerezo tenga la cruz alta así que la solución estará en que yo misma lo forme mediante la poda. No me vale uno de los normales con la cruz a 1/120 cm. Claro, ello me llevará más tiempo porque tendré que partir de un frutal de un año solamente, sin ramificar y que no tenga el ápice cortado para que pueda seguir creciendo en altura.
 
Igualmente he encontrado el tipo de manzano que preciso para cultivar sobre espaldera en el lateral de la rampa del coche. Me han informado que al hacer el pedido puedo elegir incluso el patrón en el que deseo que estén injertados estos manzanos. Me falta decidir si es mejor un M9 u otro.

Imagen de Wikipedia
Reconozco que hasta que he logrado dar con este tipo de vivero ya me estaba angustiando un poco al no encontrar nada de lo que buscaba. Así que ya veis, lo ideal es dirigirse a viveros especializados en los que encontraremos el material adaptado a nuestras necesidades. Al menos esa es mi experiencia.

Rabilargos y un madroño en mi jardín

Ya escuchaba su algarabía apenas me he acercado a la puerta de casa, la que da a  la terraza. A través del cristal los he visto correteando por el suelo. Qué alegría me ha dado ver estos okupas de mi jardín por todas partes. Con sumo cuidado para no hacer ruido he abierto la puerta con la cámara en la mano en la esperanza de, esta vez…lograr capturarlos con mi cámara. Vano deseo!! Y es que son tan huidizos!!


Preciosa fotografía de rabilargo, gentileza de su autor, Francisco CLAMOTE, titular del interesante Blog  "TERRA DAS AVES" y que generosamente nos ha permitido su utilización en este Blog.


Estaban dentro de los enebros, revoloteando de arbusto en arbusto, picoteando por el suelo del rincón suroeste… Tras desistir del intento fotográfico he decidido disfrutar de ellos viéndolos volar de punta a punta de mi jardín en grupos. Qué belleza!! Con esas zonas de un azul tan hermoso… y su careta negra, como un disfraz :)

El año pasado, cuando venía a mi parcela envidiaba a mi vecino de al lado. Todos iban a la suya y la mía ni la visitaban. Con lo que a mí me gustaban!! Cuánto hubiera dado por tenerlos en mi jardín!! Ya lleva unos meses en que he comprobado el cambio, de lo cual solo puedo decir que me hace sentir muy feliz.


Me alegra comprobar que cada día vienen a mi jardín más pájaros y ello me llena de satisfacción. Las plantaciones que estoy haciendo están en buena medida condicionadas por este propósito: que la fauna de mi jardín sea lo más variada posible porque así entiendo yo el jardín. Como un mundo con elementos relacionados entre sí en el que todos son necesarios para el equilibrio.

Esta mañana en mi paseo acompañada de mi perro he sentido que había comenzado el camino en esta dirección.





Los rabilargos (Cyanopica cyanus) son aves pertenecientes al grupo de los córvidos que abundan en la Sierra Oeste de Madrid dónde se ubica mi jardín. Por cierto, si alguien desea saber sobre ellos, aconsejaría encarecidamente visitar esta página, es un verdadero tesoro de curiosidades y sabiduría sobre estas hermosas aves. 



La dieta de estos preciosos pájaros está compuesta en otoño por los frutos que ofrecen la zona dónde habitan. Por eso, cuando sentada en una de las piedras de mi jardín, los he visto sobre mi madroño cuajado de frutos encarnados he decidido ser generosa con ellos. No voy a tomar para nosotros los frutos del arbutus unedo.

Los dejaré para que se alimenten los rabilargos y así, cuando sobrevuelen mi jardín me puedan guiñar un ojillo agradeciéndomelo jajajjaa




Qué bonitos estaban sobre él!! Una lástima no tener la destreza de capturar su imagen en mi cámara. La luz esta mañana tan temprano era tan hermosa… la luz, los colores de las plumas de los rabilargos, el encendido de los frutos del madroño y mi perro a mi lado, reclamando caricias. Mi perro, un café y un par de cigarrillos han acompañado este placer infinito de ver llenarse de vida poco a poco mi jardín. Qué fácil y qué barato es a veces disfrutar de la vida! Por cierto... guapo mi perro!! No es cierto? ;)


Frutales autopolinizantes (autofértiles) y autoincompatibles. Requerimientos para la polinización entre variedades.


Decíamos el otro día en el artículo dedicado a la polinización, fecundación y cuajado de los frutos de los árboles frutales que:

El camino que transcurre desde que se forman las yemas de flor en un árbol frutal hasta que se puede recolectar sus frutos puede ser muy azaroso. Este camino se recorre con éxito y el árbol puede producir una abundante cosecha de calidad únicamente si cada estadio, cada proceso, puede producirse en el momento preciso y de la forma adecuada.

 Antes de proseguir quisiera hacer alguna aclaración. Es obvio que un blog de las características de éste no pretende ofrecer unas explicaciones de estos procesos que lleguen al detalle y cientificidad de una publicación especializadas. El objetivo de este blog no pasa de la mera divulgación de algunos conceptos generales del tema que nos ocupa y no está dirigido a especialistas si no a simples aficionados a la jardinería. 


Lo importante para mí es conocer los procesos en general y tener una idea global que nos permita entender de qué modo funciona la polinización de nuestros árboles frutales sin ahondar excesivamente en la materia.


Mi deseo de introducir frutales en mi jardín me llevó a ver la necesidad de ampliar en algo mis nulos conocimientos sin pretender convertirme en ninguna especialista. 

El descubrimiento de los factores que entran en juego en todo este camino está constituyendo un maravilloso hallazgo para mí y como todo lo que me conmueve, me emociona, me entusiasma o me sorprende, me gusta compartirlo con vosotros. Para algunos no será nada nuevo. Evidentemente. Para otros, como yo misma, creo que puede ser muy interesante tener en cuenta factores que antes de informarme un poco sobre los frutales no hubiera considerado y probablemente de haber adquirido mis arbolitos sin esta información me habría equivocado. 

De ahí que este artículo no es más que la recopilación de la información que he ido recogiendo en páginas, libros, foros y publicaciones relacionadas con la materia. Probablemente por mis propias limitaciones e incapacidades contengan algunos errores o faltas imperdonables. De ahí que pida disculpas por ello y agradezca a cualquiera que, con una formación en Biología, me haga cuantos comentarios ayuden a eliminar los fallos que contenga este artículo así como las explicaciones y datos necesarios para el buen entendimiento de un tema un tanto espinoso para los que, como yo, somos legos en la materia. Dicho esto prosigamos!

Así es. Para que haya una buena polinización entre las distintas variedades de frutales será preciso que se den varias condiciones. Veremos cada una de ellas a lo largo de este artículo:


1.- COMPATIBILIDAD GENÉTICA (PERTENENCIA A GRUPOS DE ALELOS DISTINTOS)

Así es, la polinización no será posible si no se da una compatibilidad entre grupos de alelos (información genética) o dicho de otro modo, que el polen de una de las dos variedad de frutal tenga una información genética distinta a la de la flor sobre cuyo estigma se deposita.

Pero vamos por partes. Recordemos algunos datos que tratábamos en el artículo anterior sobre la polinización, fecundación y cuajado de frutos. El grano de polen (de la propia flor, de otra del mismo árbol o de una de otro árbol) es depositado (por el viento o por los insectos) sobre el estigma de la flor. En ese momento se ha producido la polinización.

A continuación será necesario que comience la germinación del grano de polen sobre el estigma es decir, que comience a elongarse el tubo polínico a través del estilo y que llegue al óvulo y se produzca la fecundación. Los óvulos fecundados son los que darán lugar a la semilla cuya presencia en la mayoría de frutales es necesaria para que el fruto llegue a cuajar y madurar (Salvo en los frutales partenocárpicos en los que se puede producir el fruto sin polinización ni fecundación previa) 

Vemos en esta maravillosa imagen publicada en Biology-forums cómo los granos de polen germinan en la superficie del estigma (SG) y los tubos polínicos (PT) penetran a través del estilo (ST) hasta llegar a los óvulos dónde depositarán los espermatozoides.

Cuando el polen de las flores de un árbol frutal son capaces de fertilizar las flores del mismo árbol se dice que estamos ante un árbol de una variedad autopolinizante o autofértil.

Por ello, si en nuestro jardín no disponemos de espacio suficiente para tener dos variedades de un mismo frutal, debemos centrarnos en conseguir una de estas variedades que no precisan la cercanía de otro árbol de la misma especie para llegar a dar frutos.

Para espacios reducidos también es contemplar la posibilidad de hacernos con un frutal partenocárpico. Si recordamos el artículo del otro día, veíamos que había árboles que no precisaban la polinización para llegar a fructificar. Ejemplo de ello son algunas variedades de Kiwi, en general casi todos los kakis, las higueras y los plátanos.

La mayoría de cerezos, almendros, ciruelos, manzanos, etc...precisan tener cerca otro individuo de la misma especie para poder llegar a dar fruto. Son los frutales autoincompatibles o autoestériles. Es decir, árboles incapaces de polinizar a otro árbol de la misma variedad. Precisan tener cerca un frutal de la misma especie pero de distinta variedad para llegar a dar fruto.

En su evolución, las angiospermas desarrollaron una estrategia reproductiva, la autoincompatibilidad, para favorecer que la fecundación se produzca entre individuos que no estén relacionados genéticamente. Se trata de un mecanismo que favorece la variabilidad genética y entorpece la formación de semillas que provengan del propio polen.

De ahí que generalmente la mayoría de frutales no tengan un polen capaz de fecundar sus propias flores y por tanto no podrán fructificar.

Vamos a ver aunque sea someramente, qué es la autoincompatibilidad y de qué modo se produce.

La hoja divulgadora 18/87 HD del Ministerio de Agricultura, alimentación y Medio Ambiente la define así: "La autoincompatibilidad es la incapacidad de una planta que produce óvulos y polen viables para cuajar semillas cuando se autopoliniza. Y esta incapacidad para la fecundación del óvulo por el polen se puede producir en distintos estadios, durante la germinación en el estigma, durante la elongación de los tubos polínicos en el pistilo o durante la fertilización del óvulo.

La autoincompatibilidad es un mecanismo reproductivo que promueve la diversificación genética y no deja de ser una estrategia reproductiva que promueve la fecundación entre individuos que genéticamente no estén relacionados e impide que se produzca entre individuos genéticamente iguales y con menos posibilidades de supervivencia y adaptación. Esto supone que el pistilo "reconoce" cuáles son los tubos polínicos de polen propio (con su misma genética)  y cuales corresponden a polen de otras platas.

De hecho un alto porcentaje de las plantas angiospermas  (entre ellas las rosáceas) han desarrollado este mecanismo de autoincompatibilidad y son varios los mecanismos genéticos que la regulan existiendo varios tipos de autoincompatibilidad aunque nosotros nos ceñiremos a los que afectan mayoritariamente a los frutales. 

En general, cuando se produce este mecanismo podría decirse que, como vemos en Wikipedia, "Las proteínas del pistilo y del polen involucradas en el reconocimiento son distintas entre sí y que la autoincompatibilidad es un mecanismo de "llave-cerradura" a nivel molecular.

Dos son los tipos de autoincompatibilidad más frecuentes:

La autoincompatibilidad esporofítica (AIE) que no vamos a tratar aquí por presentarse más bien en las brasicáceas, asteráceas, betuláceas, etc.

Nos centraremos en el otro tipo, que es el que podemos observar en los frutales, la autoincompatibilidad gametofítica (AIG) propia de solanáceas, rosáceas, fabáceas, etc.

Vemos que en cada grano de polen la información genética está dividida en dos partes, son los llamados alelos que suelen expresarse como un par de letras seguidas de una cifra: S1S2, S2S4, S3S4, etc.

Igualmente tienen dos alelos el estigma y el estilo. Estos alelos de la parte femenina se denominan de la misma forma, con la letra S seguida de un número que dependerá del grupo al que pertenezca el frutal.

Habitualmente, para que un grano de polen pueda fecundar el óvulo de la flor, los alelos del polen deben ser diferentes a los de la parte femenina de la flor sobre la que se ha depositado.

Las variedades de frutales suelen asociarse en grupos según la presencia de unos alelos u otros en su información genética.

Lo entenderemos mejor con la siguiente imagen que representa el mecanismo de autoincompatibilidad gametofítica que, como habíamos dicho, es la que suele producirse en la mayoría de variedades de los frutales más comunes.


En esta imagen tenemos el caso de tres flores con una misma información genética (con los mismos alelos) S1S2, en cuyo estigma hay un tipo polen con alelos diferentes en cada uno de los tres casos. Veamos qué ocurre. De izquierda a derecha:

En primer lugar tenemos una flor de una planta S1S2 a cuyo estigma llegan granos de polen de otra planta (o de la misma) con alelos idénticos S1S2. Este polen no podrá germinar por tener igualdad de información genética. Sería el caso del polen que trata de fecundar las flores de su misma planta.

En la mitad de la imagen tenemos una flor también con alelos S1S2 en cuyo estigma se han depositado granos de polen con alelos S1S3. Solo germinarán la mitad de ellos. Es decir, los granos de polen que tengan el alelo S3, por ser diferentes a los del estigma, podrán germinar, no así los que tengan alelo S1. Estamos en este caso ante una incompatibilidad parcial.

Por último, a la derecha, si sobre el estigma de la flor con alelo S1S2 llega a depositarse granos de polen de otro árbol con alelos S3S4, todos los granos de polen podrán llegar a germinar los óvulos de la flor ya que son totalmente distintos los alelos.

Cuando el grano de polen que llega al estigma no es el "adecuado" genéticamente, el mecanismo de autoincompatibilidad provocará que la parte femenina de la flor emita sustancias que inhibirán el crecimiento de los tubos polínicos de los granos de polen. Unas veces, tan pronto se ponen en contacto polen y estigma, otras cuando los tubos polínicos comienzan a elongarse y a penetrar en el pistilo a veces incluso llegando al tercio superior dónde se produce su degradación y no continúa su desarrollo.

Bien, queda claro que la primera condición para que haya una buena polinización entre dos variedades de frutales es necesario que ambas variedades pertenezcan o tengan distintos grupos de alelos para que así no se ponga en marcha el mecanismo de la autoincompatibilidad.

2.- COINCIDENCIA ABSOLUTA DE LAS FLORACIONES DE AMBAS VARIEDADES.

La floración de los árboles frutales dura bastante poco y todo el proceso se desarrolla con increíble rapidez.

Desde que las primeras flores empiezan a abrirse hasta que caen no suelen pasar demasiado tiempo.

Durante la floración se produce una serie de transformaciones en las flores del frutal, tanto en su parte femenina como en la masculina y cada una de ellas lleva su tiempo (hablamos de días)

Para que pueda polinizarse una flor será preciso que los pétalos estén abiertos, los órganos femeninos estén maduros y el pistilo siga receptivo cuando se deposita el polen en él. En este proceso se tarda unos siete días. 

Así que del breve espacio de tiempo que dura la floración debemos restar este tiempo de apertura y maduración de la parte femenina. Se nos acorta por tanto el período útil de polinización.

Pero además será necesario que las anteras lleguen a abrirse y dispersen los granos de polen que contienen y que éstos alarguen sus tubos polínicos una vez sobre los estigmas con tiempo suficiente para llegar al óvulo mientras aún está en condiciones de ser germinado.

Puede darse el caso de que en la variedad de frutal a polinizar las flores ya no estén receptivas cuando llega el polen de las flores del árbol polinizador. Será imposible entonces la fecundación del óvulo aunque genéticamente ambas variedades sean compatibles.

Pensemos por ejemplo que el óvulo comienza a degenerarse en unos siete días. Si el polen llega posteriormente al estigma ya no podrá fecundarlo. Y aún llegando mientras el estilo está receptivo y el óvulo aún es viable, el polen tarda unos dos días en elongar sus tubos polínicos hasta poder llegar al óvulo. Si no llega con tiempo suficiente de desarrollar su tubo mientras el óvulo sigue viable, la fecundación tampoco se producirá.

Los períodos útiles de polinización son variables dependiendo de cada frutal. Así, los cerezos, son los frutales dónde este proceso de produce de manera más rápida y dónde por tanto el periodo real en el que se puede producir la polinización no supera los dos días.

Francamente poco!! En realidad cuando descubrí esto me dije cuan difícil parece en teoría llegar a comerse una cereza!! ajajjaja

En todo caso, en general en los frutales, aunque el período en el que es posible la germinación sea más amplia que en los cerezos, solemos hablar de poco tiempo. De ahí la importancia de la coincidencia en las floraciones.

Por ello, a la hora de decidirnos a comprar una variedad u otra de frutal es conveniente consultar las tablas de compatibilidad entre frutales. En ellas podemos ver el momento de floración de cada frutal (si la floración es temprana, media o tardía) y el grupo de alelos al que pertenece cada variedad).

Pongo un ejemplo de estas tablas. Está realizada por Vindio sobre la información ofrecida por Brook, ambos miembros muy conocidos en foros de fruticultura y que hacen una gran labor informativa. Desde aquí mi agradecimiento a ambos. Pinchad AQUÍ para dirigiros a la página de Infojardin dónde figura esta tabla y muchas otras más de otros frutales.

Valiéndonos de ellas, ya sabemos que tendremos que elegir dos variedades que no solo sean compatibles (información genética distinta, es decir, perteneciente a grupos de alelos distintos) si no que florezcan a la vez. O en su caso una variedad autofértil. Si pincháis en la imagen se abrirá en otra pantalla y podréis leer el contenido. Siento que aquí no tenga nitidez suficiente para ser legible.


https://2.bp.blogspot.com/-cQ7rerTsjUk/Vly-SA8qoBI/AAAAAAAAHg0/sOINwPPTut0/s640/Cuadro%2Bpolinizacion%2Bcerezo%2BBROKS.jpg


3.- PRESENCIA DE AGENTES POLINIZADORES (ABEJAS, ETC)

Para que el polen llegue al estigma es preciso que sea transportado desde el árbol polinizador hasta las flores de la variedad a polinizar.

Como los granos de polen de los árboles frutales son bastante grandes y pesados la polinización no es anemófila (transporte mediante el aire) si no que en ella intervienen los insectos como las abejas, los abejorros, etc. (polinización entomófila).

Tampoco quiero hoy desaprovechar la oportunidad que me brinda un medio de difusión como es un blog para hacer una llamada de atención a los aficionados a la jardinería en el sentido de concienciarnos de la necesidad de aplicar técnicas jardineras que no solo no dañen a los insectos si no que favorezca la presencia de abejas  en nuestros jardines y huertos.

Las abejas en concreto, atraídas por el néctar de las flores se introducen en ellas para libar, al hacerlo algunos granos de polen quedan prendidos en su cuerpo y patas. Así deposita algunos granos de polen en el estigma de las siguientes flores que visita. Tomemos conciencia del papel fundamental y absolutamente necesario de las abejas en el proceso de polinización de las plantas en general y de los frutales en particular.

Pero las abejas además son insectos que están presentes en buena medida si las condiciones atmosféricas no le son adversas. 

Esto nos lleva a la cuarta "variable" que interviene en la polinización.

4.- CONDICIONES ATMOSFÉRICAS FAVORECEDORAS.

Una helada a destiempo, un calor excesivo, un viento demasiado fuerte. Todas son condiciones atmosféricas que además de entorpecer la presencia de las abejas pueden provocar la caída de las flores sin tiempo de haber sido polinizadas. 

Así es, la temperatura que haya durante los días que dura la floración interviene directamente en el tiempo que tardan los tubos polínicos en crecer e incluso el tiempo de vida del óvulo se ven afectados por las condiciones atmosféricas.

Una lluvia fuerte podría producir unos efectos negativos en el estigma de las flores que impidiera la fecundación.

Pero incluso las condiciones de luz, temperatura, etc, serán factores que intervengan en la formación de yemas florales que al final serán las que produzcan las flores.

5.- ESTADO DE SALUD DE LOS FRUTALES

Parece lógico que la presencia de los elementos nutricionales precisos en el suelo dónde crecen los frutales así como el estado de salud de ellos será un factor que también intervenga en el proceso de fecundación.

Vemos, amigos, que las cosas son bastante más complejas de lo que en un principio pudieran parecer. Cuántas veces hemos oído decir "tengo un cerezo que apenas fructifica"? Bien, pues ya sabemos algunas posibles causas :) 

Me disculpo por la extensión de este artículo pero me parecía que ofrecer una información aunque fuera superficial sobre estos procesos era necesario.

Feliz semana!! Que también hay que serlo de lunes a viernes además del fin de semana ;)

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