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Las enfermedades de los rosales (III) Agalla de la corona (Agrobacterium tumefaciens)

Existen muchos tipos de agallas y no todas son perjudiciales para las plantas en general y los rosales en particular. Pensemos sin ir más lejos en las que producen en ocasiones en las raíces los hongos micorrizas siendo la convivencia con la planta beneficiosa para ambas partes.
En otras ocasiones sin embargo las agallas que producen en las raíces diversos organismos no solo no benefician en absoluto al rosal si  no que les afecta gravemente. No existen pues un solo tipo de agallas perjudiciales.
Pero las que nos ocupan hoy son las causadas por la bacteria Agrobacterium tumefaciens y cuyos síntomas se manifiestan en forma de abultamientos de mayor o menor tamaño y que pueden estar ubicados no sólo en partes subterráneas del rosal sino también en ramas y tallos.
Agalla de la corona en rosal - Imagen de Commons Wikipedia

Esta enfermedad conocida como agalla de la corona también es calificada muchas veces como  vesícula de la corona, tumor de raíz o del cuello o agalla del cuello y el agente patógeno que la causa, como hemos dicho,  es la bacteria Agrobacterium tumefaciens.
Se trata de una bacteria que no sólo ataca a rosales si no que frecuentemente se ven afectados por ellas muchos otros tipos de plantas como sauces, álamos, manzanos, cerezos, albaricoques o ciruelas.
Crown gall -detalle Imagen de Wikipedia 
Normalmente se desarrolla en el tallo principal en el punto en que el vástago entra en el suelo, es decir, en la zona alrededor del cuello del rosal, justo por debajo de la superficie del suelo. Pero no es raro que también se desarrollen agallas de este tipo en las raíces e incluso en algunos casos y dado que la bacteria viaja a través del sistema vascular de la planta, puede desarrollar agallas en el tronco e incluso en las ramas.
Cuando la agalla, pasado el tiempo empieza a descomponerse, se desprende y con ello se liberan en el suelo las bacterias de Agrobacterium tumefaciens dónde pueden vivir libremente durante mucho tiempo e infectar en el futuro otras plantaciones. Debido a ésto el único método efectivo para luchar contra esta enfermedad es la prevención.
El tamaño que llega a desarrollar es muy variable, pudiéndose observar agallas desde tan sólo unos pocos centímetros a desarrollos tumorales de 30 cm.
Cuando se encuentra en su fase inicial en el rosal se manifiesta un desarrollo anormal, en forma de abultamiento que en el inicio de su desarrollo presentan un color claro y generalmente son lisas y ligeramente esponjosos. con el tiempo se tornan de un color más oscuras y su aspecto es más seco presentando grietas y fisuras y una textura de madera.
Las agallas limitan el aporte de agua y nutrientes al rosal lo que redunda en un menoscabo del crecimiento y producción floral de la planta llegan incluso a provocar su muerte. Las plantas afectadas por esta enfermedad se manifiestan lógicamente más susceptibles de padecer estrés hídrico, a sufrir daños provocados por heladas y a contraer enfermedades secundarias.
La tolerancia de las plantas a sufrir estas agallas a menudo está en función de su edad. Así como las plantas jóvenes rápidamente se ven afectadas por la enfermedad, podemos ver árboles maduros que aún padeciéndola no presentan síntomas durante mucho tiempo sin manifestar efectos sobre su crecimiento y productividad.
La presencia en el suelo de esta bacteria no es infrecuente. Incluso puede vivir colonizando las raíces y en asociación con determinadas plantas que no se ven perjudicadas por ella y sin llegar a producir agallas. Pero las bacterias presentes en el suelo dónde pueden vivir muchos años tendrán la oportunidad de infectar las plantas susceptibles de contraer la enfermedad si están cerca.
Es muy habitual que la entrada de la bacteria en el rosal se realice a través de una herida. Es decir, puede penetrar en el rosal mediante heridas producidas al trabajar el suelo cercano a la base de la planta o en las raíces al cavar el terreno, a través de los cortes efectuados con los instrumentos infectados por podas de plantaciones enfermas, por injertos, la acción de insectos masticadores.
Cuando se ha producido una herida en las raíces o la base del tallo, el rosal (y las plantas en general) liberan sustancias química que son detectada por la bacteria provocando que se muevan hacia la herida penetrando en ella.
Agalla de la corona en rosal
Imagen de University of Minnesota http://www.extension.umn.edu/
Una vez Agrobacterium tumefaciens infecta el rosal entrando en la planta a través de una herida la bacteria introduce una parte de su propio ADN en las células del rosal induciendo a la planta a una sobreproducción de hormonas que provocan una división celular incontrolada formándose así las vesículas que constituyen el lugar perfecto para que la bacteria viva.
Las bacterias no son activas durante el invierno. Es el clima cálido y soleado lo que favorece su activación. Si la inoculación se produce en un momento de letargo de la planta, la bacteria queda en estado latente y comienza su actividad en el momento en que la planta empieza de nuevo su actividad vegetativa con unas temperaturas que favorece el desarrollo de la bacteria.
Vemos por tanto que la presencia en el suelo de esta bacteria es habitual, que convive con algunas plantaciones que soportan su presencia y que las sustancias emitidas desde una herida producida en las raíces de un rosal o planta susceptible de ser infectada representa un "reclamo" para las bacteria que haya en ese suelo pudiéndose infectar fácilmente y comenzando así el desarrollo de unas agallas en sus raíces, tallo e incluso ramas.
Así pues la propagación sigue distintos caminos: El contagio a través del suelo desde las raíces de una planta enferma; el contagio a través de la introducción de las bacterias en el jardín por la compra de plantas infectadas; la dispersión de la bacteria una vez que las vesículas comienzan  a pudrirse cayendo al suelo parte de sus capas externas llevando con ellas las bacterias, en él pueden vivir mucho tiempo (especialmente si no son suelos ácidos) y tienen la capacidad de infectar otras plantaciones y dónde el agua puede ser un vehículo para extenderse; incluso la inoculación de Agrobacterium tumefaciens a través de heridas producidas en las podas y debidas a golpes provocados al trabajar el suelo alrededor de las plantaciones haciendo uso de herramientas sin desinfectar.
Parece ser que estas bacterias son más activas durante el verano y que se encuentran "más a gusto" en suelo alcalinos y áridos y en aguas con pH bajo.
Crown gall rose - University of Minnesota
http://www.extension.umn.edu/

Teniendo en cuenta cómo vive, se traslada e infecta esta bacteria éstas son algunas de las medidas preventivas que podemos llevar a cabo:
Llevemos por tanto cuidado a la hora del laboreo de la tierra alrededor de los rosales. Un golpe con una azada puede provocar una herida en la parte baja de los tallos e incluso en las propias raíces creando con ello una puerta de entrada a la infección.
Las heladas producen frecuentemente fisuras en las cortezas de los tallos. Un buen acolchado que proteja el suelo de las bajas temperaturas invernales podría ser un buen sistema para evitar de alguna manera estos daños al ser más difícil que se produzcan agrietamientos de la corteza.
La falta de riego y la desnutrición provoca grietas en tallos y raíces. Evitemos el riesgo de contagio suministrando a nuestros rosales la hidratación y alimentación que precisan.
Los insectos, sobretodo los que ingieren madera,  son también vehículos de transmisión de las bacterias. Vigilemos con frecuencia el estado de nuestros rosales y estemos atentos a la presencia de plagas para poder actuar sobre ellas antes de que lleguen a ser un problema que ponga en riesgo las plantaciones.
El uso de herramientas limpias y desinfectadas se hace imprescindible. Podar un rosal con unas  tijeras que se han usado previamente en la poda de otro que tiene agallas de la corona es un riesgo que no deberíamos correr si no queremos transmitir de una planta a otra la enfermedad. Limpiemos de barro y cualquier material las podadoras tras su uso y desinfectemos después con alcohol las cuchillas de corte de las tijeras, cizallas y sierras.
Cuando eliminemos del jardín una planta infectada tengamos la precaución de eliminar con ella todo el suelo que la rodea y no usarlo en otras partes del jardín. Por supuesto deshacernos de todo el material destruyéndolo (quemándolo si podemos) y evidentemente no usarlo en la fabricación de compost. Reemplazar el suelo con sustrato fresco y limpio.
No hace falta decir que es inaceptable arrojar este tipo de material contaminado a vertederos municipales o parcelas abandonadas. ni abandonarlo en zonas sin control fuera de nuestra parcela.
No utilizar ninguna de las partes de una planta infectada para esquejes. Aunque la vesícula esté en la raíz, sepamos que una vez que la bacteria entra en el xilema del rosal es muy probable que cualquier parte del ejemplar que utilicemos propagará también la enfermedad.
No plantar en esa zona del jardín al menos durante cinco años.
Y por supuesto no plantar nuevos rosales en las zonas del jardín cercanas a dónde hemos detectado la presencia de agallas de la corona en otros rosales cercanos o en otras plantaciones.
Inspeccionar cuidadosamente los rosales a raíz desnuda que compremos así como los que adquiramos en contenedor y rechazar cualquier ejemplar en el que observemos la presencia de abultamientos sospechosos en raíces o tallos.
No tenemos conocimiento de que exista en el mercado español tratamientos químicos eficaces contra la agalla de la corona una vez se ha contraído la enfermedad. Agradecería que si alguno de vosotros tiene constancia de que estamos en un error, nos lo hiciera saber. Inmediatamente editaríamos este artículo hablando del producto o tratamiento que tengáis seguridad de su eficacia.
Parece ser que algunos compuestos a base de Agrobacterium radiobacter (Cepa K-84) u otras cepas mejoradas (Cepa K1029) pueden utilizarse para impregnar en estas emulsiones la base de los tallos cuando se ponen a enraizar las raíces de los rosales plantados a raíz desnuda o la base de los tallos para esquejes previniendo así la infección.  Este control biológico se comercializa como Galltrol A, Norbac 84C, Gallexare, NOGALL, o Diegall.
Hemos consultado algunos artículos sobre productos que parecen introducir alguna esperanza si no en la curación sí al menos en el control esta enfermedad. Aunque también es cierto que siendo afirmaciones de las propias marcas creadoras de los tratamientos, no nos ofrece garantía total de que esté comprobado rigurosamente su eficacia.
En todo caso os comento tres de ellos que por otra parte creo (no estoy segura) no son de venta todavía en España.
Gallexis es un producto con el que según hemos leído puede lucharse contra este tipo de agallas. Repetimos que estos comentarios los hacemos con toda la prevención ya que no hemos encontrado información fiable que asegure su efectividad. Se supone que con este producto se impregnan las superficies de corte tras elimimar las agallas presentes en una plantación y se hace dos veces, en primavera y en verano. Consiste en una emulsión fluida de agua en derivados de queroseno.
Biogram,  una empresa chilena con algunos años de experiencia en la producción y venta de insumos biotecnológicos para la agricultura, ha desarrollado uno sus producto comercializado bajo el nombre de Biobacter 84® y parece ser que es bastante efectivo a la hora de prevenir la agalla de la corona creando una especie de escudo biológico que impide que la enfermedad llegue a contraerse. Actúa por tanto de modo preventivo.
Es de aplicación en dos momentos. Uno en los propios viveros inoculando toda la base radicular de las plántulas. La segunda vez en el momento el trasplante.
Es posible que en breve esté a la venta en España dado que Biogram, su empresa creadora, tiene como reto internacionalizar sus ventas.

En algún Foro de jardinería también hemos tenido noticia de la existencia de un producto producido por la empresa Futureco S.L que hace ya años firmó un acuerdo de distribución para Europa y Magreb y que se conoce con el nombre de "Nogall".
Recordemos que en los años 70 se descubrió una cepa de Agrobacterium radiobacter (K84) que parece ser que inhibía el desarrollo de las agallas de la corona. Posteriormente se obtuvo una cepa mejorada (K1026)  y que puede controlar mejor la enfermedad.
Este producto se vende desde hace años en Australia y EEUU y la emresa inició hace tiempo los trámites para registrar el producto en Europa. No disponemos de información sobre si actualmente está a la venta en nuestro país.

En todo caso no sé por qué pienso que estos productos deben tener un precio que quizás para un aficionado al cultivo de rosas le resulte más rentable sustituir el ejemplar enfermo por uno sano.

Opiniones sobre la enfermedad del replante del rosal. Se deben replantar rosales en el suelo en el que ya se cultivó durante mucho tiempo otros rosales?

Muchos jardineros ya estamos mirando catálogos para hacer nuestro pedido de rosales a raíz desnuda y en alguna ocasión podemos estar en el caso de tener rosales que porque se hayan hecho muy viejos o por reformas del jardín o incluso porque queremos cultivar otras variedades, la cosa es que nos planteamos plantar un nuevo rosal en un espacio dónde durante años crecía otro anteriormente.
Hace unos días os comentaba que en uno de los Grupos de Facebook en los que participo habíamos hablado del supuesto problema de replantar rosales en suelos dónde ya se cultivó durante mucho tiempo otros rosales. 
1.- Hoy me gustaría traer las distintas opiniones que sobre este asunto he encontrado en páginas especializadas y que como veréis parece que no hay consenso con relación a este problema. En todo caso y puesto que algunas de las soluciones que se ofrecen parecen no conllevar demasiado problema parece interesante tenerlas en cuenta a la hora de plantar un nuevo rosal en esta situación.

En la página de American Rose Society David Zlesak nos habla de que parece que los rosales recién plantados en esta situación de la que hablamos no prosperan adecuadamente como lo harían en caso de ser plantados en suelos dónde no haya habido otros rosales. Aunque reconoce que de momento no se ha dado con una explicación definitiva a esta "enfermedad del replante del rosal" las sospechan irían por el problema de agotamiento del suelo que se produce allí donde se cultivó el rosal antiguo. Parece ser que este suelo que contuvo las raíces del anterior rosal no puede cumplir con las exigencias a nivel de oxígeno agua y nutrientes del nuevo rosal. 
En este artículo incluso nos comentan la problemática que tienen muchos viveros alemanes enfrentándose al problema del agotamiento del suelo dónde año tras año cultivan sus rosales. Estos viveros palían la situación aplicando una rotación de cultivos (plantando otras especies entre cultivo y cultivo de rosales) que ayudan a que el suelo se recupere.e incluso en muchos casos alquilan terrenos cercanos a sus instalaciones para poder tener espacio para cultivar sus rosales.
La Royal Horticultural Society nos explica en qué consiste esta supuesta enfermedad, sus síntomas y el control de la misma. Este artículo es interesante porque aclara que aunque para la mayoría de plantas no existe tal inconveniente, el problema de replantar una variedad allí dónde hubo otra planta de la misma variedad no afecta únicamente a rosales si no también a otras plantas de la familia de las rosáceas. Así menciona manzanos, cerezos, melocotoneros como frutales también afectados por esta enfermedad del replante.
Según la RHS los nuevos rosales parecen tener dificultades para establecerse, crecen débiles e incluso se da el caso de no prosperar. Las raíces finas, de las que el rosal se vale para tomar el agua y los nutrientes del suelo, tienden a pudrirse y crecer con debilidad.
Como medidas preventivas para evitar esta enfermedad enumeran en esta página:
  • Cambiar el suelo del hoyo de plantación con tierra nueva que puede venir de otras partes del jardín dónde no se hayan cultivado rosales y aconseja que las dimensiones de este hoyo sea algo más grande que el que ocupaban las raíces anteriormente.
  • También menciona el "método de la caja de cartón" (y que comentaremos más abajo) como posible solución.
  • Aportar fertilizantes con abundante nitrógeno como sulfato de amonio o harina de huesos o de cuernos.
  • Según la RHS parece que mejora el problema con el uso de micorrizas cuando se efectúa la plantación del nuevo rosal. El otro día hablábamos en este blog de las micorrizas y veíamos las ventajas que parece que tiene su utilización al proporcionar a las raíces una "extensión" superior de suelo mediante el aporte que de agua y nutrientes pueden realizar los hongos micorrícicos desarrollados en ellas.
  • Menciona el uso de patrones que parece que tienen mayor resistencia a este problema, como Rosa 'Laxa'
  • Incorporación de estiércol y materia orgánica al hoyo de plantación.
  • Y por último, aunque reconoce la dificultad por lo costoso del método para jardineros aficionados, menciona la esterilización del suelo por vapor como medida de control.

Incluso la estupenda página HelpMeFind y que pocos roseros dejamos de consultar, también habla del posible problema de replantar rosales dónde ya se cultivó con anterioridad otros. Al igual que las otras páginas se alude a la presencia de nematodos y Actonomicetos como causas plausibles. Igualmente recuerda la mayor resistencia a los nematodos de algunos patrones frente a otros.
El conocido rosarista Peter Beales, en el foro de su página web es quizás el que habla con más contundencia del problema. Afirma que nunca deben ser plantados los nuevos rosales en un suelo en el que se hayan cultivado otros rosales sin haber dejado descansar la zona durante un buen tiempo o sin que el suelo haya sido tratado con sistemas esterilizantes. Un periodo de dos años es en su opinión suficiente.
Ofrece también la alternativa de reemplazar toda la tierra que circundaba las raíces del viejo rosal para ser sustituido este suelo por otro proveniente de otras zonas del jardín. 
También considera una alternativa a este problema el uso de una caja de cartón en la plantación del nuevo rosal.
2. Las causas del problema: La RHS se inclina por dar una explicación de tipo biológico. Según nos explica a lo largo del tiempo los niveles de plagas y patógenos del suelo van en aumento a lo largo de la vida del rosal que estaba plantado anteriormente. Como este aumento es gradual estos niveles dañinos no llegarían a hacer peligrar la vida del rosal desde el inicio y cuando realmente llegan a ser preocupantes la fortaleza del rosal, ya adulto, ha desarrollado suficiente resistencia como para vencer esta situación y soportarla.
Por el contrario, en el caso en el que el nuevo rosal hunde sus raices en un suelo ya cargado con este nivel alto de patógenos o nematodos y plagas residuales del rosal anterior, su sistema radicular no es lo suficientemente potente como para soportarlos.
Así aunque de momento nadie afirma de modo contundente e inequívoco las causas a las que se señalan son de diferentes tipos. En la página de The Gardeners Guild Thomas Stone, nos ofrece una interesante relación de posibles causas:
La autotoxicidad que se produciría al liberar toxinas en el suelo el viejo rosal, que lógicamente tiene una resistencia intrínseca de la que carecería el nuevo rosal si se planta.
Deficiencias de nutrientes o minerales causados por su consumo por parte del rosal viejo y que la nueva plantación adolecería de ellos.
Presencia de nematodos en el suelo ante los que el viejo rosal habría desarrollado resistencia no siendo así en el caso de la nueva plantación.
En opinión de algunos se menciona el efecto mortal que sobre las raíces del nuevo rosal tiene el gas que se emite cuando las viejas raíces presentes en el suelo comienzan a pudrirse perjudicando el crecimiento de las nuevas.
Así mismo menciona el suelo cansado como posible explicación y que sería el efecto de cierto desgaste del mismo precisando simplemente algo de descanso antes llevar a cabo la nueva plantación.
Y por último, lo que llaman "alelopatía" y que en definición de Wikipedia sería "el fenómeno que implica la inibición directa de una especie por otra ya sea vegetal o animal usando sustancias tóxicas o disuasivas"
En relación a la alelopatía parece que, en opinión de algunos como Mark Whitelaw en Garden guides, no todos los rosales se ven afectados del mismo modo. Así de entre los rosales modernos que se comercializan hoy en día (Que suelen estar injertados en R. wichuraiana y R. fortuniana e incluso R. canina) como híbridos perpétuos, grandifloras e híbridos de té, se ven más afectados, se ven más afectados. Por el contrario floribundas, rugosos y polyanthas parece que son más inmunes al problema.
3.- Formas de actuación preventivas y al alcance de jardineros aficionados.
Como no nos tenemos más que por simples aficionados y no está a nuestro alcance determinar hasta qué punto están o no en lo cierto quienes sostienen la existencia del problema y quienes lo niegan, el posicionamiento de Paul Zimmerman en la página de fine Gardening frente a esta cuestión de si plantar rosales nuevos en suelos dónde se ha cultivado otros con anterioridad puede o no causar problemas a la nueva plantación, nos parece a la vez de cauto bastante realista en cuanto a los consejos que nos ofrece:
Paul Zimmerman manifesta la dificultad que supone el reemplazar todo el suelo que rodea las raíces del viejo rosal como proponen algunos y jocosamente nos invita a pensar en el trabajo que representaría en un suelo pesado arcilloso como indica que es el existente en su jardín. 
De ahí que se incline por el uso de productos micorrícicos aplicados en el hoyo de plantación o directamente sobre las raíces cuando se hace la plantación del rosal a raiz desnuda. En palabras de Zimmerman en su página Heirloom Roses:
Se ha demostrado que las rosas tratados con hongos micorrícicos prosperan en el suelo donde se ha cultivado rosales anteriormente.
Los hongos micorrícicos tienen una relación simbiótica con las plantas. Esencialmente ayudan a las plantas absorben agua y nutrientes, mientras que también actúa como un amortiguador contra ciertos microbios perjudiciales y agentes patógenos que pueden haber sido dejadas por las rosas que solían estar allí. Mediante el uso de hongos micorrícicos no hay necesidad de reemplazar el viejo suelo.

El otro factor que Zimmerman propone como determinante para que las micorrizas sean efectivas es incorporar al hoyo de plantación materia orgánica (estiércol bien descompuesto o compost) y nutrientes al suelo de la plantación.
Hace hincapié en desaconsejar el uso de químicos que se diluyan en el suelo y que puedan perjudicar el desarrollo de las micorrizas.
En último lugar nos explica el "Método de la caja de cartón" del que aclara que tuvo conocimiento a través de Peter Beales.
Este método consiste simplemente excavar un hoyo de plantación en el que se introduce una caja de cartón fuerte que no sea encerado ni recubierto (en caso de no poder realizarse un hoyo de forma cuadrada se cubrirían las paredes con capas de cartón) una vez hecho esto se plantaría el rosal a raíz desnuda del modo habitual rellenando el hueco de la caja con tierra fresca a base de buen compost o estiércol y buen sustrato. Lo que se pretende con ello es "defender" el sistema radicular del nuevo rosal del suelo que rodea la plantación y que podría afectarlo negativamente. Con el tiempo, lógicamente el cartón se pudrirá y se incorporará al suelo como materia orgánica y permitirá la penetración de las raíces que van a crecer pero que cuando lleguen a hacerlo fuera del volumen de la caja lo harán en tierra "limpia".
Lo que está claro es que sustituir integramente todo el suelo que rodea las raíces de un rosal que lleva por decir algo, veinte años, en nuestro jardín no es ninguna tontería. Además del esfuerzo físico que representa tampoco es factible el movimiento de ese volumen de tierra en muchos jardines por problemas de espacio. Lo que pueden ocupar las raíces de un rosal adulto no es poco. Claro, cuando se aconseja mover esa tierra a otras zonas del jardín se piensa siempre en jardines pequeños. Me pregunto a qué zonas se mueve en muchos de los jardines que cultivamos como es el caso de los pequeños jardines de casas adosadas.
Igual de poco asequible parecen los sistemas de esterilizaciones del suelo que sinceramente yo no veo factible en mi caso.
Creo que estos cuatro últimos consejos están al alcance de cualquier jardinero aficionado y si realmente ese problema de plantación existe lo paliaremos de alguna manera y si en realidad ese problema no es real tampoco estaremos dañando nuestro rosal.  

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